Durante los últimos meses se han escuchado voces en las redes sociales de cubanos que piden en Cuba la mano dura del presidente salvadoreño Nayib Bukele ante el aumento de la violencia en la isla. Pero hay un detalle, lamentable por demás, que acerca a los dos países.
Cuba y El Salvador son dos de los países con mayor cantidad de presos en todo el mundo. El detalle es realmente perturbador. El Salvador se ha hecho famoso por El Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) donde Bukele ha detenido en su mayoría a criminales vinculados a las pandillas que durante años convirtieron a El Salvador en uno de los países más inseguros del mundo. Actualmente la realidad ha cambiado y el país se precia de su tranquilidad ciudadana. En 2023 un informe de la Universidad de Londres señaló que había más de 38.250 presos en la nación centroamericana, una cifra que obviamente ha crecido durante la lucha de Bukele contra el terrorismo.
El mencionado informe cita que el gobierno cubano mantenía 57.100 detenidos en sus cárceles 510 encarcelados cada 100.000 personas, según el documento. «Es decir que, considerando que la isla tiene una población de 11,2 millones de habitantes según datos del Banco Mundial de 2021, alrededor de 57.100 personas estarían encarceladas», dijo Infobae. Entre los encarcelados diversas organizaciones de derechos humanos han señalado que se encuentran más de 1000 presos políticos.
Varias personalidades han criticado a Bukele por lo que consideran una violación de derechos humanos el hacinamiento en las cárceles de los prisioneros, sobre todo en la prisión del CECOT. Sin embargo el presidente salvadoreño cuenta con un amplio respaldo popular en su país porque entre otras cosas le devolvió la seguridad a los ciudadanos. En Cuba no se conoce a fondo la situación de los prisioneros más allá de las denuncias por las malas condiciones en las cárceles de los propios detenidos o de sus familiares. Cabe suponer que ante el aumento de la violencia en medio de la crisis que vive el país se ha incrementado el número de presos así como el hostigamiento a los presos de conciencia que se mantienen en las cárceles de la isla.
Cuba y El Salvador comparten esta lamentable relación penitenciaria, que a todas luces seguirá creciendo aunque las razones del encierro puedan diferir en sus causas y las realidades a las que responden.