Dos jóvenes residentes en La Habana, que iban a ser introducidos en una patrulla de la PNR, fueron liberados por la actitud de vecinos y residentes en el Cerro, según se anuncia en un video que ha sido divulgado en Facebook, sobre hechos que habrían ocurrido este lunes.
No está del todo claro por qué los agentes del régimen venían «halando» a los dos jóvenes cuesta arriba, por una calle. En un principio, parece que estaban dispuestos a acompañarlos pero, al llegar cerca de la patrulla, varias personas se acercaron y comenzó «la resistencia», el hala y empuja.
Uno de los jóvenes se zafa, y toma una piedra. La gente se lo impide. Otro se acerca por detrás y golpea a uno de los policías y se marcha del lugar.
Los dos policías, jóvenes también, insisten con el otro muchado; pero cuando estaban cerca de meterlo dentro del auto, se sumaron a la labor de rescate más personas. A los dos agentes no les quedó más remedio que desistir en la tarea. El auto de la patrulla quedó en medio de la vía, con puertas abiertas, sin nadie dentro.
Llama la atención el hecho de que en ningún momento los policías fueron agradedidos, a pesar de que los superaban ampliamente en número. Más bien, los dos jóvenes se resistieron al arresto y escaparon gracias a la actitud de «sus vecinos», pero la integridad física de los agentes nunca estuvo en juego, a excepción de un golpe recibido y la amenaza de ser golpeados con una piedra.
Otro asunto resalta y es la valentía con la que los cubanos se suman, cada día, a enfrentar a la PNR. Si se comparan hechos como este de los jóvenes, con otros similares en el pasado, hay que reconocer que hace cinco, diez, quince, veinte años y más, hasta un policía solo era capaz de arrestar a una persona sin que nadie se atreviese a impedirlo.
Sin embargo, más a menudo se ven videos en los que la gente de una cuadra o un barrio, se anteponen a las fuerzas de la policía para evitar el arresto de otro. En muchísimos de estos, un grito se destaca: «NO HIZO NADA».
La PNR, a cada rato, detiene por cualquier motivo a jóvenes y viejos; incluso, porque alguien no tenga puesto un nasobuco; pero cada vez más los cubanos de a pie se resisten a ser arrestados injustamente, y sus coterráneos ayudan como pueden a que nadie los arreste.
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