Contrario a lo que ¿diez? millones de cubanos hubiesen deseado, Lis Cuesta amaneció hoy sin Twitter.
¡Sorpresa! ¿Se emocionaron? Perdón, la frase correcta es esta: hoy la cuenta de Lis Cuesta en Twitter amaneció sin un tuit nuevo.
Y es que la llamada «Primera Dama» había estado bastante activa en su recién estrenada cuenta en la red social, desde que esta saliera «al mercado» tuiteando tardísimo o tempranísimo. Siempre. Apenas con cuatro tuits ya se la habían verificado, pero luego de un breve periodo de acondicionamiento y acomodo al manejo de las @ y los #, Lis Cuesta perdió toda la cordura de una Primera Dama y recordó los tiempos en que era una estudiante del Pedagógico en Holguín.
Fuera ya de todo glamour, aparentemente vapuleada y molesta por las cosas que cientos de internautas le decían; presuntamente iracunda ante los memes dedicados a su persona y otra retahíla de memes y ofensas al «dictador de su corazón», Lis Cuesta decidió soltarse el moño, quitarse el reloj y los zapatos Ferragamo – bastante apretados que les quedaban, por cierto – y enfrentarse a la jauría cibernética.
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En el camino, luego de un Happy Birthday a Rafael Correa, intercaló un feliz cumpleaños a Vilma Espín para luego, ensartar, cuatro felicitaciones seguidas a cuatro machos distintos; entre ellas, una a su esposo, que fue el despertar y preocupación de muchos. Incluso, de personas más estudiadas en esto del femininismo y el machismo.
Nada de eso frenó a Lis, que ayer sorprendió a ¿trece? millones de cubanos con un tuit dónde le deseaba a una abogada amiga suya, feliz 35 cumpleaños deseándole – ay, Dios – que encontrase ella también un dictador para su corazón porque, según dijo Lis Cuesta, a eso aspiraba la chica y merecía.
Tantos disparates – quiera el Señor – tal parece que frenaron el ímpetu cumbanchero de Lis Cuesta y el modo poco «profesional» y «politicamente incorrecto» en el que la Primera Dama se tomó el pajarito azul.

Pudiera ser falso esto. Es más, es muy probable que lo sea; pero lo cierto es que hace ya un día, que Lis no publica nada, dejando a cientos de memeros en ascuas, que atentos esperan a uno de sus tuits para hacer la fiesta.
¿Le quitaron el teléfono a Lis Cuesta? ¡No lo crea! Solo – tal vez – se está tomando un respiro. Un descanso. Tal vez recibió un regañito del dictador de su corazón que, decididamente pudiera estar pensando seriamente que no se puede ser cool y sexy a nombre de la Revolución.
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