El rayo no cae dos veces en el mismo lugar, pero la Guiteras sí se rompe cada dos días. Menos de 24 horas después de haber regresado al sistema, la termoeléctrica de Matanzas ha vuelto a hacer lo que mejor sabe: desconectarse.
Según informó el periodista oficialista José Miguel Solís en Facebook, la planta salió del sistema electroenergético nacional (SEN) a las 19:39 PM por un «salidero en caldera». Aunque suena como una falla menor, lo cierto es que nadie tiene muy claro cuál es la magnitud del problema ni cuándo volverá a funcionar.
El ingeniero Rubén Campos Olmos, director de la central, dijo que comenzaron a enfriar la caldera para inspeccionarla. Si la avería no es mayor, «preliminarmente» podría reincorporarse el viernes durante el horario de máxima demanda. Si no, pues a seguir esperando en la oscuridad. Mientras tanto, brigadas de la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas ya están movilizadas para intentar devolverle la vida a este armatoste.
Pero la paciencia de los cubanos está más rota que la propia caldera. «No hay nada más parecido al infierno que vivir en Cuba», se lamentó en redes sociales Orestes Rafael Ávila Álvarez. Y no es para menos: los apagones ya alcanzaban las 20 horas en muchas zonas, sobre todo en el oriente del país, y ahora, con 250MW menos, la situación se agrava.
Desde la otra termoeléctrica en mantenimiento, la Lidio Ramón Pérez (Felton), se apresuran a dar partes optimistas: han logrado limpiar 5.620 de los más de 22.000 tubos del condensador. Si todo sigue así, quizá en unos diez días Felton vuelva a generar electricidad. Eso, claro, si no aparece otro «salidero misterioso».
Las redes estallaron con comentarios que destilan hastío y sarcasmo. «Esa caldera tiene más salideros que un guayo», comentó Gio Márquez. «Que curioso que cuando escasea el combustible empiezan los salideros, pero tranquilos que eso lo arreglamos con los paneles de (Díaz) Canel», añadió Adri Lau Estevez. Y es que ya ni en la capital pueden disimular la crisis.
Para muchos, el problema no es solo la ineficiencia de la UNE, sino la desvergüenza de quienes gobiernan. «No sé cómo los dirigentes de este país pueden dormir tranquilos», expresó Radael Almeida. Y si algo está claro, es que mientras la Guiteras siga en este ciclo de «entra y sale», los cubanos seguirán condenados a la oscuridad.
Así que sí, otra vez se le ponchó la caldera a la Guiteras. Y, con ella, el último vestigio de paciencia que le quedaba al pueblo cubano.
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