Miami siempre ha sido escenario de luces, escándalos y sueños que se chocan con la realidad. Y en el centro de ese huracán mediático aparece una vez más La Diosa, la cantante cubana Dianelys Alfonso Cartaya, quien ha puesto a la venta su llamativa Cadillac Escalade rosa, un símbolo que durante meses fue tanto orgullo como piedra en el zapato.
El vehículo, que no pasa inadvertido en las calles por su empapelado rosa brillante -casi tan llamativo como la personalidad de su dueña-, apareció publicado en Facebook Marketplace por la jugosa cifra de 75.000 dólares. La noticia la divulgó el influencer Un Martí To Durako, quien compartió en Instagram las capturas de pantalla del anuncio. Sin embargo, lo que parecía una simple nota de farándula derivó en un cruce picante de comentarios.
Molesta por lo que considera un sesgo informativo, La Diosa reaccionó de inmediato: “El 19 de julio, concierto en el Watsco Center. De eso no te dejan hablar, ¿verdad? Bueno, para que no cunda el pánico, no me bajaré de la Cadillac”, escribió la artista, en una mezcla de ironía y defensa propia. Porque si algo sabe La Diosa, es cómo mantenerse en el centro de la conversación, aun cuando la atención no viene de su música.
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Y es que este Cadillac no es un carro cualquiera. Su historia está atravesada por una polémica judicial que estalló en 2024. Ese año, la cantante fue demandada por la empresa Cántalo TV, cuyo rostro visible es el empresario Armando Labrador, conocido en la comunidad por su vínculo con la clínica My Cosmetic Surgery, ícono del bisturí en la ciudad del sol.

Según la demanda, La Diosa firmó en 2023 un contrato que otorgaba a Cántalo TV derechos exclusivos de representación artística, a cambio de un 20% de su ganancia neta mensual. El acuerdo también exigía transparencia total sobre ingresos y presentaciones, pero, según los documentos legales, la artista incumplió reiteradamente.
El mismo expediente revela que, en el marco de ese contrato, La Diosa recibió un préstamo de 91.000 dólares para adquirir el Cadillac. De ese monto, la artista habría devuelto tres pagos parciales de 20 mil, pero aún adeudaba al menos 31 mil dólares. Desde entonces, el vehículo dejó de ser un lujo para convertirse en una carga pública.
No es la primera vez que La Diosa se ve envuelta en enfrentamientos en redes ni en disputas legales que la ponen en la mira. Pero también es cierto que conserva un sólido grupo de seguidores, tanto en Cuba como en la diáspora, que la respaldan por su autenticidad, su voz potente y su disposición a hablar sin filtros. Su estilo es frontal, sin maquillaje, como sus transmisiones en vivo.
Ahora, mientras promociona su concierto del 19 de julio en el Watsco Center, la venta del Cadillac ha devuelto a la artista a los titulares, entre acusaciones cruzadas, expectativas musicales y la eterna pregunta de si hay algo que escape al espectáculo cuando se trata de La Diosa.