En las redes sociales cubanas, una nueva figura ha generado un intenso debate: la «Amy Winehouse cubana». La joven, que emula el estilo de la fallecida cantante, ha sido objeto de burlas y críticas por parte de muchos internautas.
Mónica Baró, periodista cubana, expresó su preocupación por el fenómeno en un reciente post en Facebook, donde aborda el impacto del bullying y la instrumentalización de esta figura.
Baró comienza su reflexión indicando que no ha visto las transmisiones en vivo de la joven, pero ha notado la cantidad de burlas dirigidas hacia ella.
«Mucha gente haciendo pasar cualquier posible discrepancia por mera burla», menciona Baró, quien critica la desigualdad de poder entre quienes se burlan y la joven. En su opinión, atacar a alguien que intenta imitar a Amy Winehouse, una figura trágica que falleció a los 27 años, es desproporcionado y cruel.
El post de Mónica ha provocado hasta el momento cientos de reacciones y decenas de comentarios.
El debate sobre la libertad de expresión y el bullying
La periodista también aborda la controversia en torno a la libertad de expresión. Aclara que, aunque la gente tiene derecho a expresarse, le preocupa cómo se utiliza este derecho para justificar el bullying.
«No es el punto, claro que la gente tiene derecho a burlarse. Apenas digo lo que me hace sentir esa burla», reflexiona Baró, destacando la necesidad de enfocarse en críticas más constructivas y menos dañinas.
El post de Baró ha generado una ola de comentarios de apoyo. Alejandra Pino Díaz, una seguidora, comparte que la burla hacia la joven también le molesta, incluso en un contexto de libertad. Otros comentarios, como el de Ines Casal, resaltan la hipocresía de criticar el bullying en niños mientras se practica con adultos en redes sociales.
La influencia de los medios y la creación de figuras virales como la Amy Winehouse cubana
Otro punto de discusión es el papel de los medios en la creación de estas figuras.
Gretell Salermo señala que medios como CubaNet Noticias han contribuido a la viralidad de la «Amy Winehouse cubana». Esto resalta cómo los medios y el público pueden transformar a personas comunes en celebridades temporales, a menudo sin considerar el impacto emocional y psicológico en las personas involucradas.
Mónica Baró concluye su post cuestionando si no hay mejores objetos de entretenimiento y crítica que una joven imitando a una estrella fallecida. Esta reflexión invita a los internautas a reconsiderar sus acciones y a dirigir sus críticas hacia figuras de poder real. Además, varios comentarios, como el de Saily González Velázquez, subrayan la peligrosidad del bullying y su impacto en la salud mental de las víctimas, especialmente cuando se trata de personas vulnerables con problemas de adicción y otras dificultades personales.
No menos interesante es su reflexión sobre si la «Amy cubana» es fabricada o no por la Seguridad del Estado, al igual que los personajes de Lazarito, Yarelis y Fernando «El Príncipe del Piano», para desvirtuar a los cubanos del verdadero interés que debería ocuparles y es la lucha por su libertad y mejoría.
Mónica apunta a algo muy lógico, si no fuera por la gente que es la que magnifica estos sucesos, no fueran tan virales. Y sí, son virales, pero son fugaces también.
Muy probablemente «los tiros» más inteligentes no se han dirigido hacia la joven y su figura o lo que intenta «homenajear»; sino a su manera de comportarse y expresarse. O al haber mentido sobre su «despido»; o más controversial aún dada las actuales circunstancias en Cuba: decir que ella no va a salir a la calle a protestar porque ella no va a cambiar nada.
En todo caso, el cóctel está servido, y parece difícil que la gente en las redes no quiera contestarle o burlarse de ella (o fundamentalmente de lo que dijo e hizo)
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