La muerte de El Taiger ha dejado una huella profunda en el tráfico digital y en la producción de contenido mediático. Mientras sus fanáticos lamentan su partida, los medios digitales han visto cómo sus métricas se disparan gracias al interés generado en torno al artista. La cultura del clic, alimentada por tragedias, muestra una vez más su lado más sombrío, donde el dolor y la pérdida se traducen en ganancias para quienes producen contenido
el caso de la "Amy Winehouse cubana" pone de manifiesto la complejidad del bullying en redes sociales, la instrumentalización de figuras virales por parte de los medios y la necesidad de una reflexión más profunda sobre la libertad de expresión y sus límites.