Miami volvió a colocar bajo una misma jornada judicial a tres tipos de acusados que, aunque distintos en origen y oficio, compartían un mismo escenario: el de delitos que cruzan fronteras, involucran montos millonarios y subrayan cómo la ciudad sigue siendo un punto neurálgico para el crimen organizado y el fraude transnacional.
El caso más sonado fue el de Jeffry Domínguez, de 34 años, y Luis Antonio García Rosario, de 37, ambos vinculados a una operación de narcotráfico que intentó introducir casi tres cuartos de tonelada de cocaína desde República Dominicana hasta Miami.
Según reportó CBS12, la Guardia Costera interceptó el 29 de agosto una embarcación de 44 pies que se acercaba a aguas estadounidenses. Domínguez figuraba como propietario del bote y García Rosario, un ciudadano dominicano, como capitán. En un compartimento oculto, los agentes encontraron 741 paquetes, un total aproximado de 742 kilogramos de cocaína. Los dos enfrentan cargos por conspiración y posesión con intención de distribuir; de ser hallados culpables, podrían recibir cadena perpetua. García Rosario, además, quedaría expuesto a un proceso de deportación.

Pero la sala de tribunales también acogió un caso sin drogas, aunque con cifras igual de abultadas. La Fiscalía Federal de Miami informó que el médico Ameet Vohra, propietario de Vohra Wound Physicians Management LLC, aceptó un acuerdo de 45 millones de dólares para cerrar un proceso civil por fraude masivo a Medicare.
De acuerdo con los fiscales, Vohra lideró un esquema nacional en el que se facturaban procedimientos quirúrgicos que no eran necesarios o que ni siquiera se realizaban. Bajo el acuerdo, deberá someter su empresa a un estricto programa de integridad durante cinco años, contratar auditores externos y revisar sus sistemas de registro clínico y facturación.
El tercer caso revela un costado distinto del crimen: la estafa pura. Ricardo Ulrich Deuker, residente de Miami Shores y dueño de UP Boats LLC, enfrenta múltiples cargos por orquestar un esquema de ventas falsas de embarcaciones.

Según WSVN, al menos seis víctimas en Estados Unidos y el Caribe pagaron entre 9.500 y más de 33.000 dólares por botes que nunca existieron. Los informes policiales describen un patrón de cobros, promesas, excusas y silencio, mientras Deuker —que usaba varios alias— mantenía un estilo de vida lujoso sin entregar una sola nave.
Tres expedientes, tres modalidades delictivas y un mismo punto de convergencia: Miami, donde las fronteras entre lo local y lo internacional son delgadas, y donde el sistema judicial continúa lidiando con redes que aprovechan ese tránsito constante.





