La decisión tomada por tribunal de los EE.UU. sobre el pedido de Asilo Político hecho por la jueza Melody García Pedraza, puede considerarse desde ya una victoria del exilio cubano, en sus múltiples denuncias hacia represores cubanos que han intentado entrar a vivir a los EE.UU., u otros que ya están dentro.
Dicen que cada cual canta su canción… pero a la exjueza cubana Melody González Pedraza se le acabó el repertorio. Estados Unidos le bajó el volumen y le cambió la pista: tiene orden de deportación, y si no apela antes del 20 de junio, le toca “irse bajanda” —como decimos en buen cubano— y con su melody incluida, para otra parte: para Cuba.
¡Qué sí! Que a veces a muchos nos toca irnos o nos han mandado, alguna vez en la vida, con nuestra melodía para otra parte.
La decisión, señala Martí Noticias, la dictó un juez de inmigración en Pompano Beach, Florida, el 21 de mayo de 2025, tras meses de seguimiento y denuncias. Melody, que en Cuba fue jueza penal y metió preso a medio mundo por órdenes del Partido, quiso cambiar de escenario. Llegó a EE.UU. en modo «calladita me veo más bonita» e intentó colarse por el aeropuerto de Miami. Cuando le dijeron que nananina jabón candado, ahí mismo pidió protección migratoria, alegando que la iban a perseguir si regresaba. El problema es que, antes de que la persiguieran, ella ya había perseguido a muchos.
Organizaciones como Prisoners Defenders, Archivo Cuba y medio Miami exiliado la tenían en la lista negra por su complicidad en juicios arbitrarios. Incluso hay testimonios que aseguran que ella misma reconoció haber sentenciado sin pruebas a cuatro jóvenes por “atentado”, solo porque le bajaron línea desde arriba. Y esos jóvenes siguen presos. Así que cuando trató de limpiar su historial con un cambio de look migratorio, le dijeron en voz bajita, pero clara: «Con esa melodía, Melody – y valga la redundancia – no te salva ni el autotune.”
Según el sistema EOIR, no tiene audiencias futuras y lo que le queda es apelar. Si no lo hace, o si se la tumban, será deportada. No a Canadá. A Cuba, directo, como pasajera, pero con un historial judicial que no cabe en el equipaje de mano.
Lo irónico es que mientras ella pide asilo, las víctimas de su justicia están en libertad vigilada, en el exilio o en la cárcel. “Esto es un precedente”, dijo el activista Samuel Rodríguez. “El asilo es para los reprimidos, no para los represores.” Y el coro en redes le hizo eco. Sí, se fue bajanda y con su melodía pa’ otra parte.
La moraleja es sencilla: si te pasaste media vida sentenciando a otros sin pruebas, no esperes que el karma venga a ritmo de balada. A veces, viene en forma de papel de deportación… y te manda a recoger discretamente, e irse bajando hasta el suelo. Como el difunto Paulito. Bajandito.
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