Johanna Vera, una joven de origen cubano que vive en Suecia, y que viajó desde ese país para estudiar en la Universidad de Ciencias Médicas Faustino Pérez en Sancti Spíritus, dijo que logró en Cuba sus aspiraciones de ser doctora, tras haberse graduado con tesis de excelente.
«Cuba vive en mi corazón,» dijo esta joven, quien afirma que logró un sueño que tenía desde niña: convertirse en una profesional de la salud en Cuba, país del cual emigraron sus padres hace 30 años.
Fueron ellos, afirma ella, quienes le sugirieron que viniese a estudiar a Cuba.
Le dijeron también que en Cuba «se forman los mejores médicos del mundo», algo que ella corrobora y le dijeron también que la isla se destaca en muchas áreas dentro de los avances científicos.
«Estudiar en Cuba no fue una aventura, me lo dictaba mi corazón y mi sangre cubana, aunque me gusta experimentar, hacer las cosas en beneficio de los demás», añade.
Para lograr hacerse médico, la joven debió regresar a Cuba.
Ya no hablaba el español; apenas recordaba el país, y debió obtener primero la nacionalidad cubana. Luego, logró el acceso a la Universidad.
La joven afirma que los dos años de pandemia, en la isla, dejaron en ella «una huella muy positiva en su formación, la profesionalidad del personal de salud, la solidaridad humana y ver como las máximas autoridades del país buscaban alternativas para ganarle terreno a la pandemia.»
Trabajó, asegura, en la zona roja, y afirma que «luchar por la vida de los demás, fue la experiencia más grande».
Luego, al finalizar la entrevista afirmó:
«Me siento una promotora de los avances médicos de Cuba, de sus logros, como adelantarse al mundo con la creación de vacunas contra las pandemias.»
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