Partamos de que “Blonde” no es una película biográfica, sino la reinterpretación que hizo un hombre de 55 años, el director Andrew Dominik, de la novela homónima de ficción de Joyce Carol Oates.
Con esto en mente, no es sorpresa que Dominik se haya visto obligado a ofrecer declaraciones sobre la avalancha de críticas que la película recibió por parte de expertos, cineastas y público en general, todos amantes del legado de Marilyn Monroe.
Resulta que, para muchos, la Marilyn de Ana de Armas reafirma el mito de la mujer débil y abusada que fue, sin detenerse en sus cualidades como actriz, cantante, empresaria y productora. Pero Dominik culpa al público estadounidense que querer verla retratada como una “mujer empoderada”.
“Blonde”, que dividió fuertemente a la opinión pública desde de su estreno mundial en Venecia, fue proyectada la semana pasada en el Festival Internacional de Cine del Mar Rojo en Arabia Saudita, y su director no recibió las reacciones que esperaba.
“¡Odiaron la película!”, dijo el cineasta, citado por The Hollywood Reporter. “Ahora vivimos en una época en la que es importante presentar a las mujeres como empoderadas y quieren reinventar a Marilyn Monroe como una mujer empoderada. Eso es lo que quieren ver. Y si no les muestras eso, les molesta”, agregó.
Lo cierto es que tanto la actriz cubana Ana de Armas como Dominik fueron acusados de explotar los traumas de la fallecida estrella para reforzar un estereotipo tóxico de Hollywood. “Lo cual es un poco extraño, porque ella está muerta”, respondió el director.
“La película no hace ninguna diferencia de una forma u otra”, dijo. “Lo que realmente quieren decir es que la película explotó su recuerdo de ella, su imagen de ella, lo cual es bastante justo. Pero esa es toda la idea de la película. Es tratar de tomar la iconografía de su vida y ponerla al servicio de otra cosa, es tratar de tomar cosas con las que estás familiarizado y darle la vuelta al significado. Pero eso es lo que no quieren ver”.
Para rematar, Dominik asegura que en realidad estaba “realmente complacido” y orgulloso de que “Blonde” indignara a tanta gente. También acusó a la industria del cine estadounidense de ser “demasiado conservadora”
Son “como un cuento para dormir”, dijo, donde la gente ya sabe cada palabra y cualquier desviación causaría una reacción. “Pero no quiero hacer cuentos para dormir”.
