El humorista cubano Jardiel González, más conocido como El Flaco de Cuba, ha encendido las redes en los últimos días tras compartir su estancia en Zaragoza, España, donde muchos de sus seguidores se preguntan -con una mezcla de alegría y nostalgia- si esta será su nueva residencia definitiva.
Después de unas semanas en México y un breve regreso a Cuba, Jardiel aterrizó en territorio español por contrato de trabajo y ya tiene fecha confirmada para presentarse este sábado 5 de julio en el restaurante Tabula, donde promete una noche cargada de risas al más puro estilo cubano.
Sin embargo, lo que más ha captado la atención no es el espectáculo en sí, sino el tono emocionado y relajado con el que se le ve en sus publicaciones, muy lejos de las quejas cotidianas sobre los apagones, los baches o la escasez en su barrio de Marianao, La Habana.
En sus más recientes videos, el Flaco ha compartido sus experiencias con un entusiasmo contagioso. Desde sus paseos por los Pirineos hasta el momento en que rindió homenaje a José Martí frente a la casa donde vivió el Apóstol en Zaragoza, Jardiel ha dado señales claras de estar reconectando con su identidad fuera de Cuba, a la vez que disfruta de pequeñas coincidencias que parecen guiños del destino: como la calle “Florencio Jardiel” que descubrió inesperadamente en su recorrido por la ciudad.
Uno de los momentos más comentados en redes fue su visita a la Basílica del Pilar, donde entre asombro y emoción se encontró con una bandera cubana en exposición, un detalle que lo tocó profundamente y que compartió con sus seguidores como símbolo de fe y esperanza.
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Mientras el comediante evita pronunciarse de forma directa sobre si tiene planes de establecerse fuera de la isla, los comentarios de sus fans hablan por sí solos: “No vuelvas para atrás, ni para coger impulso”; “Cuánta alegría verte así, hasta pelo te está saliendo”; “Qué bueno que te fuiste, te lo mereces”.
A pesar de la incertidumbre, algo parece claro: la vida en el extranjero le está sentando bien. El cambio de entorno, la oportunidad de actuar en nuevas plazas, el alivio de escapar del día a día habanero, y el cariño del público que lo sigue desde cualquier parte del mundo parecen haberle devuelto la chispa.