Jalisco Park, el cuento de un país narrado por “un paraíso de metal”

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Ya lo advertía el cantautor Carlos Varela en su recordada canción de 1989. Desde ese momento el mítico Jalisco Park podía contar la historia de muchos niños que vivieron entre sus aparatos. Niños que fueron creciendo y aparatos que desaparecieron, pero a pesar de eso siguieron añorando lo que fue la esquina de 23 y 18, aunque cada vez esté más vacía.

La historia de Jalisco Park se remonta a 1927, siendo el primer parque de diversiones moderno que contó con carritos eléctricos, estanques con botes, tazas chinas y una gran estrella, entre otras atracciones. Según publican algunos usuarios en redes sociales, su fundación tuvo lugar en un terreno de la calle 23 entre L y M, donde posteriormente se construyó el Hotel Habana Hilton, hoy Habana Libre, por lo que se trasladó hasta el sitio que ocupa actualmente.

Los recuerdos de infancia de los cubanos guardan muchas historias de Jalisco Park. Esos paseos por el Vedado tenían como destino final la estrella o la montaña rusa, en su momento la única en La Habana, además de la del Parque Lenin. Algunos preferían también los botes y los caballitos, o comer el algodón de azúcar, las galletas dulces o los sorbetos, todos hoy solo en la memoria.

A otros les vendrá el recuerdo de los cumpleaños con sus magos, payasos y piñatas. Y habrá quienes recuerden los juguetes de plástico que en una época podrían comprarse por unos pocos pesos cubanos. Pero en lo que todos concordarán es en cómo ese pequeño espacio podía hacer tan inmensa la felicidad de los niños, aunque fuese por un rato.

“Allí pasé mi infancia en aquel rincón / En los aparatos buscaba una razón / Por eso la vida sólo me enseñó / A través del parque lo que nos pasó”, canta Varela y se siente como la historia de muchos.

Un usuario en Facebook rememora cómo ese fue “el lugar donde mis padres me llevaron de paseo tantas veces, el lugar donde mis abuelos llevaron a mis padres tantas veces, el lugar donde logré llevar a mi hijo algunas veces”, pero se dio cuenta que “había desaparecido el pequeño espacio en el Vedado que tan feliz nos hacía, se esfumó”.

Después de mucho tiempo tirado al abandono por la empresa de turismo y recreación de La Habana, Recreatur, Jalisco Park pasó a manos del sector privado en mayo de 2022, según informaron medios no estatales, aunque aún no se ha ofrecido información certera sobre su nueva administración.

Hace pocas fechas, el usuario Cesáreo Navas Morlanes aseguró haber pasado por el lugar en ese entonces y constató que un grupo de obreros no estatales limpiaba el área y desmontaba lo poco que quedaba del antiguo parque. Según amplió Navas, este febrero volvió a recorrer la zona y lo que vio desalienta hasta al más optimista: “El cuartico no está igualito, está peor”.

La desidia y el abandono llegó también de manos del sector privado. En palabras de este usuario: “no se ha hecho nada visible que demuestre el interés o capacidad del sector privado de dar inicio a la reconstrucción del tan singular y necesario lugar de esparcimiento para niños y adultos. Es necesario que la institución o persona brinde alguna información veraz sobre el futuro del querido y apreciado ¡JALISCO PARK!”.

La historia del emblemático parque parece estar ligada al abandono de sus últimos años, que no han sido pocos. Lentamente Jalisco Park fue perdiendo ese esplendor que tuvo en tiempos pasados, pero esta afirmación suena común a muchos otros lugares icónicos de la capital cubana que debido al abandono de las autoridades han sido condenados a desaparecer por completo.

“Aunque me quede sin voz, aunque no me vengan a escuchar / Aunque me dejen solo, como a Jalisco Park”, fue la profecía de Carlos Varela, el himno también de una generación que cantó y vivió su niñez desde la esquina habanera hoy en ruinas.

Parecería que el trovador, desde aquel entonces, sabía el destino final del parque. Adelantaba el tiempo Varela y desde su realidad contaba la historia de una época a través de un lugar. Pero la historia de Varela es la de muchos, entre pérdidas y recuerdos, entre abandonos y sueños se vive también hoy.

De Jalisco Park solo queda un cartel a la entrada, un vacío en el interior y muchos recuerdos. Todo se perdió, dirán algunos y se darán la vuelta. Otros evocarán tiempos pasados y continuarán, desde las redes o cualquier otro espacio, intentando que un cambio haga resurgir algo nuevo de las cenizas de ese “paraíso de metal” que es también Cuba.

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