La indignación ciudadana volvió a estallar en Cuba tras conocerse la detención y multa impuesta a una anciana cubana de más de 80 años, sorprendida por la policía mientras vendía refrescos en el parque El Curita, en La Habana. Según denuncias difundidas en redes sociales, especialmente en una publicación del periodista Mario Vallejo, la señora fue trasladada a una estación policial y despojada de toda su mercancía. Las autoridades la acusaron de vender sin licencia, pese a que, como muchos jubilados cubanos, apenas subsiste con una pensión que no alcanza ni para lo básico.
Sin embargo, algunos comentarios, pocos, apenas dos, aseguran que no es cierto lo que se dice, aunque no aportan evidencias para desmentirlo, lo cual no oculta el fenómeno que está detrás: la vulnerabilidad de los ancianos cubanos que tienen que hacer malabares económicos para sobrevivir a una crisis inflacionaria, después de haberles entregado prácticamente su vida a la llamada Revolución.
El hecho – no confirmado – ha provocado una avalancha de comentarios de indignación, impotencia y dolor en la publicación hecha por Vallejo. Miles de cubanos señalaron que el régimen es fuerte con los débiles y débil con los fuertes.
“¿Por qué no van tras los delincuentes que venden drogas o agreden a otros en las calles?”, se preguntan muchos. “Es más fácil humillar a una anciana indefensa que meterse con los verdaderos criminales”, dijo una usuaria visiblemente molesta.
La pensión promedio de un jubilado en Cuba ronda los 1,528 pesos, una cifra que apenas alcanza para comprar un pomo de aceite o algunos huevos. Varios internautas afirmaron que ni siquiera con dos pensiones juntas puede adquirirse un cartón de huevos, cuyo precio supera los 2,500 pesos en el mercado informal.
“Esta señora podría ser la madre o la abuela de cualquiera de nosotros”, escribió una joven en Facebook. “En vez de ayudarla o dejarla en paz, la reprimen como si fuera una criminal”. Otros señalaron que muchos jóvenes venden en la calle sin licencia y no son molestados, lo que demuestra una evidente arbitrariedad.
Las críticas también se extendieron a los inspectores estatales y al sistema de represión que, según los comentaristas, opera más como una red de extorsión que de control. “Los verdaderos ladrones llevan uniforme”, concluyó una mujer.
Sin embargo, en una de las fotos, tal y cómo explicábamos párrafos encima, aparecen varios comentarios relacionados con que «la noticia», es puro montaje, pero ninguno aporta detalles que confirmen que es mentira.
Tampoco las autoridades, fieles a su estilo, han ofrecido ninguna explicación.
El caso, sea cierto no, no tiene nada de extraño, pues en la isla se normalizado el maltrato a los ancianos como esta señora que, recurren a la venta «minorista», para poder sobrevivir y llegar al fin de mes, debido a que el retiro, apenas cubre sus necesidades básicas.
Haya sido arrestada o no, es obvio que hay un sistema un sistema que no solo no protege, sino que castiga – y pruebas de esto están a pululu en las redes y en las noticias – a quienes intentan sobrevivir de manera honrada.
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