Hombre nuevo fue a Miami a pelear gallos y tener marihuana

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Lázaro Agramonte, un hombre de origen cubano de 62 años, nacido después de 1959 en Cuba, y que se suponía formase parte de esa nueva generación de cubanos, no burgueses y sí proletarios, identificados en la isla como «El Hombre Nuevo», al parecer no acató esas enseñanzas de hombre reformado en la isla y terminó años después, ahora, en Miami, arrestado.

Todo eso, al parecer, lo tenía en el área de Homestead, lugar donde ocurrió el arresto; en el área de la calle 144 y la avenida 199 del suroeste.

Según dio a conocer el medio AméricaTevé, este cubano, residente en el condado de Miami-Dade fue instruido con cargos relacionados con el maltrato animal y apuestas ilegales (peleas de gallos) y por posesión de marihuana.

Destaca la nota que en el momento del arresto, luego de mucho tiempo vigilando el área, los investigadores le ocuparon varios gallos de pelea, así como cinco libras de marihuana.

Presuntamente Lázaro se dedicaba en Miami a una actividad muy lucrativa en Cuba, la pelea de gallos, y que es presuntamente el mismo negocio que tenía el cubano Miguel Ángel Rodríguez, de 47 años, cuando en abril de este año fue arrestado en Kendall.

En su casa, Miguel Angel tenía cien gallos, y enfrentó varios cargos por crueldad animal, ya que fueron hallados además, varios gallos muertos.

Las peleas de gallos están prohibidas en todo los EE.UU. En la Florida se practica escondido e ilegalmente, aunque es la Florida uno de los estados que con más severidad sanciona este delito, y al cual han llegado miles de cubanos que en la isla practican esta matanza y crueldad.

Se trata de una actividad que en siglos anteriores se consideró, en Cuba, como «entretenimiento». Todavía hay quien la considera un hecho «cultural», y hasta un gallo fino de las altas esferas políticas en Cuba, el General Guillermo García Frías, la practica, disfruta y gestiona para él y otros pejes gordos de la política y de la cúpula militar en la isla.

Según narra en su libro el periodista Juan Almeida, el llamado Comandante Fidel Castro Ruz, en una ocasión, delante de él, sacó su pistola y le disparó a un gallo por el cual él había apostado cuando vio que había perdido la pelea y estaba moribundo en el piso.

Tal desprecio hacia los animales en la isla, generalizado, ha llevado a algunos cubanos a «importarlo» hacia Miami, fundamentalmente, solo para descubrir, cuando son arrestados, que matar un gallo puede significar más años de cárcel que cometer un robo.

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