Expresidenta de la UPEC en Matanzas desmiente al Periódico Girón y al Ministro de Salud Pública

Havana
algo de nubes
23.2 ° C
23.2 °
23.1 °
94 %
0.5kmh
20 %
Vie
29 °
Sáb
29 °
Dom
30 °
Lun
27 °
Mar
23 °

El desmentido de Yirmara Torres Hernández, expresidenta de la Unión de Periodistas y Escritores de Cuba, UPEC, en la provincia de Matanzas, abarca también a TODAS las máximas autoridades en el territorio, que están enmascarando las estadísticas, y falseando las causas de las muertes por arbovirosis en la provincia.

En apenas unas líneas, Yirmara logra condensar la angustia de un país que siente que envejece sin protección, donde cada apagón, cada mosquito y cada silencio oficial se perciben como una forma más de abandono. Su reclamo final resume el espíritu del post y de quienes lo acompañan en los comentarios: “Respeto para el pueblo. Solo un poco de respeto.”

Un post publicado en Facebook por Yirmara Torres Hernández, ha generado una ola de reacciones y testimonios que trascienden lo personal para convertirse en un retrato colectivo del dolor, la indignación y la desconfianza que atraviesa hoy la provincia de Matanzas —y buena parte de Cuba— ante el brote de chikungunya y otras arbovirosis.

En su texto, Yirmara, quien fuera hasta hace muy poco tiempo presidenta de la Unión de Periodistas y Escritores de Cuba, UPEC, en la provincia de Matanzas, parte de una historia íntima: la muerte de la abuela de una antigua compañera de escuela de su hijo, una mujer de 76 años que, tras ser operada del estómago, contrajo el virus de arbovirosis y murió.

A partir de ahí, la periodista —ella misma convaleciente del chikungunya— hilvana una reflexión descarnada sobre el abandono estructural, la falta de recursos sanitarios y la negación oficial que niega fallecimientos mientras la población acumula pérdidas reales.

No hay muertos, porque los muertos solo le duelen a quienes los pierden”, escribe, con amarga ironía, desmintiendo así las declaraciones del Ministro de Salud Pública, y las de las máximas autoridades del Partido Comunista de Cuba y el Gobierno en la provincia, recogidas como papagayo oficialista amaestrado por el Periódico Girón.

Sus palabras confluyen en el mismo sentido que el expresado por la activista que, en plena pandemia de COVID-19, logró organizar el envío de alrededor de 15 toneladas de medicamentos, maleta a maleta, desde Madrid a Cuba: Masiel Rubio.

En un post publicado por esta, a raíz de la muerte reciente de una abuela suya, donde habla de los «mil un trucos que hay que emplear para que llegue a los pacientes de cáncer» el medicamento conocido como TRAMADOL, expresa:

«La situación de los enfermos terminales en Cuba es de una tristeza tremenda, no les importan a nadie de arriba, como nos les importa ningún enfermo. Si no les importa cómo vive la gente, imagínense lo que les va a importar cómo mueren (…)»

Yirmara, por su lado, denuncia que, aunque el virus no sea mortal por sí mismo, está actuando como detonante de muertes en personas debilitadas, sin medicamentos, mal alimentadas y sumidas en un entorno insalubre. Describe un país desprotegido, sin agua ni electricidad, donde las noches pertenecen “a los mosquitos, las ratas y las cucarachas”. Su texto es una acusación directa a la insensibilidad del poder: “Duele el abandono. Duele que insulten tu inteligencia. Duele la burla”, señala.

Los comentarios que siguen refuerzan el clamor popular. Cientos de usuarios comparten historias similares: ancianos, vecinos, familiares fallecidos tras enfermar con síntomas compatibles.

Muchos apuntan a una práctica sistemática de maquillar las estadísticas, inscribiendo en los certificados causas como “infarto” o “paro respiratorio” en lugar de la infección viral, tal y como hicieron con la pandemia de COVID-19. Otros, como médicos y exprofesores, aportan ejemplos directos de muertes en hospitales saturados, sin autopsias ni reactivos para confirmar diagnósticos.

La indignación también se dirige al Ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, quien, en una reunión reciente, negó la existencia de fallecidos y atribuyó la situación al cambio climático. Para los ciudadanos, esa explicación resulta ofensiva frente a la realidad cotidiana de basura sin recoger, aguas negras, apagones prolongados y ausencia de fumigación. “No hay control antivectorial posible sin luz, agua ni medicamentos”, advierten varios. En un país normal, ya el Ministro y los funcionarios hubiesen dimitido por mentirosos, pero Cuba no es un país normal, y se sabe.

A la par, emergen testimonios de dolor y empatía: madres que pasaron noches en vela cuidando a sus padres ancianos; jóvenes que narran su propia fiebre y rigidez corporal; vecinos que confirman brotes en barrios y municipios. Otros mensajes, de periodistas y profesionales, apelan a la transparencia y la ética informativa: “La verdad se construye entre todos”, cita Yirmara, invitando a compartir experiencias.

Su publicación, que mezcla testimonio personal, denuncia social y crítica institucional, se ha convertido en un documento ciudadano de resistencia. En un contexto donde los partes oficiales buscan transmitir calma, las redes sociales se erigen como espacio de catarsis y de construcción de verdad compartida.

En apenas unas líneas, Yirmara logra condensar la angustia de un país que siente que envejece sin protección, donde cada apagón, cada mosquito y cada silencio oficial se perciben como una forma más de abandono. Su reclamo final resume el espíritu del post y de quienes lo acompañan en los comentarios: “Respeto para el pueblo. Solo un poco de respeto.”

¿Quieres reportar algo?

Envía tu información a: [email protected]

Lo más leído

Quizás te interese

Envíos a CUBA desde → $1.79 x LBENVÍA AQUÍ
+