Suman cientos -sin dudas- los cubanos que aguardan por salir en sus barcos, en una especie de flotilla de la Libertad, hacia Cuba. La mayoría de ellos ha escuchado y visto lo que está sucediendo en la isla. No pocos de ellos están decepcionados por las declaraciones del presidente de los Estados Unidos Joe Biden.
Desde ayer se genera un rumor, in crescendo, entre los cubanos de Miami: Donald Trump no hubiese sido tan «pálido». De hecho, no lo duden, hubiese sido más enérgico. Al menos en sus palabras.
Sin embargo, el presidente de los Estados Unidos es Joe Biden y tuvo «a bien» decir «solamente» lo que dijo.
“Apoyamos al pueblo cubano y su clamor por la libertad y el alivio del trágico control de la pandemia y de las décadas de represión y sufrimiento económico a las que ha sido sometido por el régimen autoritario de Cuba”,
se lee en el comunicado, divulgado por la Casa Blanca.
Más tarde, presuntamente tras algún «halón de orejas» por lo poco enérgico de su condena aunque siguió en la misma cuerda, expresó:
Por supuesto que esto no iba a pasar «desapercibido» para el anterior y «verdadero» Mr. President de muchos cubanos en el exilio: Donald Trump.
El exgobernante de los Estados Unidos fustigó fuertemente a Biden y manifestó que «Joe Biden DEBE enfrentarse al régimen comunista o… la historia lo recordará».
¡El pueblo cubano merece la libertad y los derechos humanos! ¡NO TIENEN MIEDO!”
expresó Donald Trump.
Y añadió:
Curiosamente al gobierno de Cuba le importó bien poco que Joe Biden fuera tan «frío» en sus declaraciones, y no lo dudó dos veces en achacarle la culpa al gobierno de los Estados Unidos de todo lo que está sucediendo en la isla.
Sacó entonces la cara por los Estados Unidos su Secretario de Estado, Antony
Blinken.
Este consideró que era un “grave error” que el régimen de La Habana culpase a los Estados Unidos por las protestas en Cuba y apuntó: “Sería un grave error por parte del régimen cubano interpretar lo que está sucediendo en docenas de pueblos como responsabilidad de Estados Unidos”.
En su pronunciamiento, el funcionario rechazó las acusaciones de La Habana y aseveró que estas son el reflejo de un pueblo “profundamente cansado”, que es precisamente lo que no acaba de entender Díaz-Canel.
La acusación hecha por La Habana hubiese bastado en otros tiempos para que el gobierno de los Estados Unidos parquease en el límite de las aguas territoriales cubanas varios buques de guerra.
Sin embargo, al parecer la administración Biden tiene otras consideraciones de cómo manejar las cosas en Cuba.
En ese sentido, Blinken no siguió los pasos que hubiese seguido su predecesor, Mike Pompeo, y dijo que “la administración Biden-Harris apoya al pueblo cubano y a todos los que en el mundo exigen que se respeten sus derechos humanos, y espera que los gobiernos les escuchen y trabajen para ellos en lugar de tratar de silenciarlos”.