La jornada del jueves 3 de abril en las Grandes Ligas fue más bien pálida para la representación cubana, con apenas cuatro jugadores viendo acción en los diferentes escenarios. Sin embargo, en medio de la discreta producción, un rayo de luz vino desde el Yankee Stadium, donde José Carlos Escarra —quien hasta hace poco (pudiera decirse así) trabajaba como chofer de Uber y maestro sustituto en Miami— logró su primer imparable en la MLB, y nada menos que con los Yankees de Nueva York.
En un juego vibrante que terminó 9-7 a favor de los Bombarderos del Bronx, Escarra debutó como titular y cumplió su sueño: conectar su primer hit en las Grandes Ligas, un doblete oportuno en su cuarto turno al bate, en la séptima entrada, frente a Jalen Beeks de los Diamondbacks de Arizona.
Ese batazo, además de marcar una página personal para Escarra, ayudó a los Yankees a emparejar la subserie, con un Aaron Judge intratable que volvió a hacer de las suyas con tres hits, cuatro remolques y su quinto cuadrangular del año.
Aquí el batazo, visto desde dos ángulos distintos:
El joven receptor cubano, que llegó al equipo tras destacar en la Liga de Invierno Dominicana y una sólida campaña en Triple-A con Scranton/Wilkes-Barre, no pudo ocultar su emoción tras el encuentro.
“Es un sueño hecho realidad estar aquí”, dijo, con la sonrisa de quien ha recorrido un camino largo y accidentado para ganarse un puesto en la franquicia más legendaria del béisbol.
Mientras Escarra brillaba, el resto de los cubanos tuvo una jornada más discreta. Lourdes Gurriel Jr. fue el único otro bateador antillano que logró conectar de hit, un doble impulsor en cuatro turnos, aunque su equipo, los Diamondbacks, cayó derrotado precisamente ante los Yankees. Por su parte, Yordan Álvarez, que venía de una buena actuación, se fue en blanco en sus cuatro visitas al plato, tragándose dos ponches, en la victoria de sus Astros sobre los Mellizos.
Desde la lomita, Néstor Cortéz fue quien más destacó. Tras un Opening Day para el olvido, el zurdo de los Cerveceros de Milwaukee se reivindicó en su segunda apertura: lanzó seis entradas impecables contra los Rojos de Cincinnati, permitiendo solo un hit, con dos boletos y seis ponches. Su dominio fue tal que, aunque su recta apenas superó las 92 millas por hora, demostró que el arte de lanzar va más allá de la velocidad. Gracias a su actuación, los Brewers se llevaron el triunfo por la mínima: 1-0.
Y hablando de pizarras mínimas, lo de los Rojos ya parece récord: han perdido tres juegos consecutivos por marcador de 0-1, una rareza en el béisbol moderno. Dos fueron en casa ante Texas y el último ante Milwaukee. No sabemos si la marca está registrada oficialmente, pero sin dudas es un promedio ofensivo más que alarmante.
Mientras tanto, la atención se dirige ya hacia las subseries del fin de semana, con enfrentamientos de alto voltaje como Dodgers vs Phillies (con los angelinos invictos 8-0), Padres vs Cubs, y Rays vs Rangers. Pero para Cuba y su afición, el nombre de la jornada fue Escarra, quien con su primer batazo en las Grandes Ligas demostró que los sueños, cuando se persiguen con determinación, a veces sí se hacen realidad… incluso después de conducir por las calles de Miami en busca de pasajeros.
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