De acuerdo con el artículo 11 registrado en la Resolución 357 del Ministerio de Educación de Cuba, “los alumnos pueden llevar una melena corta hasta el cuello de la camisa del uniforme”. Asimismo, deben evitar la “extravagancia” en los accesorios, los tintes de pelo y el maquillaje excesivo, según consta en el documento legal aprobado en 2015 y que ahora vuelve a centrar miradas tras el regreso a las aulas después de la Covid-19. Son dos de las nuevas medidas dentro del reglamento escolar cubano.
Como en una suerte de academias militares o salones con dress code exclusivos, las escuelas cubanas exigen el correcto uso del uniforme junto con un grupo de medidas que para nada toman en cuenta los deseos de los estudiantes, sus identidades de género o raza y mucho menos sus gustos personales y que tienen el dichoso nombrecito de «reglamento escolar cubano».
Mientras por un lado se promulgan mensajes de equidad y respeto a las diferencias, por otro se prohíben los gustos más elementales como llevar una larga melena en el caso de los varones.
Para estos muchachos, solo hasta después de los 18 años, cuando hayan culminado el Servicio Militar Activo, no se cumplirá el deseo de ver crecer su pelo. Los centímetros de más se pagan con altas consecuencias, la escena cinematográfica del joven ahogado en lágrimas mientras un militar le rasura la cabeza se ha visto no pocas veces en escuelas de este país. El uniforme en Cuba no es compatible con piercings, tatuajes, pelos largos o pelos muy cortos con rasuras que dibujen figuras. Así de estricto es el reglamento escolar cubano.
Con las hembras sucede distinto. Los anquilosados estándares de belleza occidental permiten a las mujeres mostrar su abundante cabello, y si es más largo mucho mejor. Sin embargo, aquí tampoco nos conviene el libre albedrío, pues el reglamento escolar cubano no permite tantas libertades; mucho menos el «libertinaje».
Para teñirse, por ejemplo, habrá que tener cuidado en cuanto a la gama de color. Recuerden lo de las extravagancias. Lo mismo que usar una cadena, un pulso o una gangarria. La jabita llena de accesorios confiscados es como un requisito más para todo buen directivo escolar. Así como regla en mano, midiendo los centímetros que restan desde el término de la saya hasta el inicio de la rodilla. O las tijeras zafando costuras en las camisas de los muchachos.
Nadie, sin embargo, regula dentro del reglamento escolar cubano que un estudiante use cómodos tenis de marca y los otros tengan que ponerse los que primero aparezcan, siempre que los padres puedan pagarlos. Nadie, desde hace mucho tiempo, regula que los padres no tengan dos mil o tres mil pesos para los zapatos de la escuela.
Hace mucho tiempo que en Cuba ninguna instancia entrega zapatos escolares. Como tampoco se preocupan por los escasos implementos y que en la mayoría de los casos, aunque las libretas anuncian en la cubierta que son de distribución gratuita, los padres tienen que comprarlas por la izquierda. Si el muchacho tiene 10 asignaturas y le dan 5 libretas, por ejemplo, a menos que use dos por asignatura o que no copie en clases, la cuenta no va a dar.
En cualquier caso si usted es padre y tiene hijos en cualquier enseñanza en Cuba, mejor vuelva a leer, porque guerra avisada no mata soldado:
Artículo 11: Se prohíbe la utilización de prendas, adornos, accesorios u otros elementos no acordes con el uniforme escolar, así como el uso de tintes de varios colores en el pelo (incluyendo los varones) o maquillaje excesivo. Las estudiantes pueden utilizar aretes pequeños y discretos, no así los varones. Los estudiantes para asistir al centro lo hacen correctamente pelados, afeitados, con apariencia higiénica sin mostrar extravagancia permitiéndose el uso de melena corta hasta el borde superior del cuello de la camisa de uniforme, así mismo, para estos se prohíben los pelados con figuras, letras , textos y las trenzas.
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