Retardados, como nos tiene acostumbrado el periodismo oficialista cubano, ha visto la luz en el portal Cubadebate el triste caso del comején en el afamado Teatro Karl Marx. Un comején que es la «extensión de otros comejenes» aparecidos en otros teatros de la capital cubana, por culpa de un… camaján, cuyo nombre no se ha dado a conocer en este «trabajo investigativo a medias».
Señala el portal Cubadebate que el Teatro Karl Marx en La Habana, Cuba, ha estado cerrado desde el 2021 debido a problemas de mantenimiento y reparaciones. La instalación, que ha pasado por varios nombres a lo largo de los años, ha experimentado deterioro debido a su ubicación cercana al mar. A pesar de una importante renovación en 2002, el teatro ha requerido reparaciones adicionales.
En 2020, el teatro intentó reabrir, pero se encontraron problemas con infestaciones de comején en las butacas, lo que llevó a su reemplazo. Además, el Grupo Empresarial Palco, al que pertenece el teatro, ha enfrentado dificultades económicas, lo que ha afectado su capacidad para llevar a cabo las reparaciones necesarias.
Las reparaciones actuales incluyen la sustitución de las butacas, así como otras mejoras y mantenimientos en el teatro. También se está trabajando en un plan de inversión a largo plazo que abarcará el interiorismo y la tecnología del teatro. Sin embargo, se espera que el proceso sea largo y complejo, ya que involucra múltiples aspectos y requerirá la aprobación de varias esferas.
A pesar de los avances en las reparaciones, aún no se ha establecido una fecha de reapertura para el Teatro Karl Marx. Se espera que algunas funciones se realicen en el último trimestre del año, pero el teatro se cerrará nuevamente en determinados momentos para llevar a cabo acciones específicas. El objetivo principal es garantizar la calidad y durabilidad de las mejoras realizadas en el teatro.
Pero, ¿de dónde salió el comején?
En un trabajo publicado en 8 de febrero de este año, en el propio portal oficialista, se hablaba de cómo otro reciento, el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, sede del Ballet Nacional de Cuba, permanece cerrado a pesar de haber sido sometido a una restauración completa entre 2013 y 2015 debido a que actualmente enfrenta problemas con infestaciones de comején y deterioro en el falso techo, lo que impide su funcionamiento adecuado.
“Las principales dificultades que tiene el teatro son por el comején en la carpintería y en los accesorios de madera en la sala García Lorca. Está afectado el falso techo, que es la ruta crítica de la instalación. (…)”, explicó a Cubadebate Enmanuel George, subdirector del GTH.
“Hay comején en otros niveles, pero el techo es lo que compromete el inicio de las funciones”, añadió el funcionario.
Una funcionaria entrevistada, Lillitsy Hernández Oliva, presidenta del Consejo Nacional de Artes Escénicas dijo que se había realizado un contrato con el Centro de Investigaciones Agroforestales para identificar las especies de comején presentes en el teatro y encontrar la forma de combatirlas. Sin embargo, dijo, la importación de químicos necesarios para el control del comején «se ha visto afectada por el bloqueo y las dificultades de transporte.»
La propia funcionaria dijo que ellos no habían podido determinar «la manera en la que llegó el comején» a la instalación.
“Es un insecto invasivo, y la madera tiene una vida útil y limitada en ese sentido. Es propenso que ocurra, más en un lugar donde confluyen diferentes tipos y accesorios de este material. Un solo pedazo de madera contaminado es capaz de comprometer al resto”.
Un comején que también «saltó» del Gran Teatro de La Habana, al Karl Marx, al Ciervo Encantado y al Teatro Mella.
Se sabe que el comején vino con la madera que se compró para reparar los teatros. Una compra hecha en el extranjero por un funcionario. Tal vez el mismo que compró las zapatillas podridas para el Ballet Nacional de Cuba, cuyo nombre no ha salido aún oficialmente a la palestra pública, pero que ya circula en la boca de muchos: Osmani López Castro, actual Vicepresidente del Instituto Cubano de la Música
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