Eduardo del Llano no es preso político y habla sobre los presos políticos. Eduardo del Llano no es negro y habla sobre el racismo. Eduardo del Llano es «de la élite blanca» y habla de la marginalidad en los barrios más pobres de La Habana. Eduardo del Llano habla de redes sociales y se abrió una cuenta en Facebook el otro día. Eduardo del Llano asegura ser un tipo de paz y explota en una llamada telefónica en vivo.
De la cumbre al abismo. Así viajó, del Llano, durante el 2021. No ha perdido, gracias a su genio indiscutible para hacer humor y cine, actores que le apoyen en sus «Nicanores». Luis Alberto García, a pesar de los pesares, le dijo sí, al por ahora último corto de Del Llano. Más recientemente Laurita de la Uz, Jacqueline Arenal y Tahimí Alvariño le dieron su espaldarazo al que será, próximamente, su nuevo corto de Nicanor.
Pero, la vida en el cine es una cosa y la vida real es otra.
«Los talentos no son transferibles. Uno puede tener mucho talento para una actividad en la vida y cero para la otra,» afirma desde Miami Beach, Jorge de Armas, licenciado en Historia del Arte y alumno de Eduardo del Llano en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana en el año 1993.
«Por encima del talento lo que hay que tener es responsabilidad. Eduardo del Llano es una persona que opina desde la falta absoluta de responsabilidad con el momento y con las personas implicadas,» agrega.
Debido a ello, recibió más de un raspapolvos y cocotazos cuando se aventuró a hablar de las tres niñas que murieron aplastadas por un balcón que se desplomó en un edificio de la Habana Vieja. Del Llano desbarró tanto y mal, sobre ese tema, que un colega de estudios, alumno suyo, cree que poco le faltó para, a lo Orlando Bosch, referirse a a ellas como «las tres negritas».
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Eduardo del Llano: “yo me limpio el c… con la opinión de esos cubanos y con los presos políticos en general.”
Así afirmó el realizador, visiblemente molesto con las preguntas de sus entrevistadores Roberto San Martín y Alicia Barrera, cuando estos lo llamaron en vivo para hablar, entre otras cosas, sobre su «ruptura» con su pareja, Thais Pujol y terminaron hablando «de política».
Aquí, alguna de sus frases «más geniales» dichas durante la entrevista.
Del Llano aseguró que esos presos políticos son “presos comunes”, pues se dedicaron a golpear policías, voltear autos patrulla y saquear comercios el 11 de julio, durante el levantamiento popular.
De hecho, fue más allá. Desmintió las cifras. Dijo que tal vez no existía “tal cantidad de presos”, y dijo importarle muy poco que “cuatro o cinco millones de personas” no puedan decir lo que piensan.
“Yo me limpio el cu… con la opinión de esos cubanos [contrarios al sistema de la isla] y con los presos políticos”, declaró el artista, ya exaltado, durante la entrevista telefónica.
«Cuando él afirma que las manifestaciones del 11J debieron esperar, él no entiende que los estallidos sociales obedecen a momentos históricos determinados,» amplía Jorge de Armas.
«Creo que en el fondo, Eduardo del Llano vive el momento performático, y ha decidido ir por el camino que la inteligencia no proteje. No digo que no sea inteligente; digo que está utilizando la inteligencia y el saber en una manera que solo puede beneficiarle a él; y para eso es capaz de sacrificarlo todo. Incluso sus relaciones personales,» expresó el también director de Hypermedia Live.
«Eduardo del Llano se ha alineado con los postulados más ridículos de las Ciencias Sociales; aquellos que se oponen a una Cuba diferente,» concluyó de Armas.
Del Llano, el relativista
Expresó también que él sí es crítico y que su obra lo ampara, exponiéndose él – poniéndose él – como ejemplo de cubano que sí puede criticar. Ha sido censurado por ello, sí; pero jamás ha sido detenido.
Como crítico de arte opinó incluso sobre el artista Luis Manuel Otero Alcántara.
«(…) cada cual que saque sus conclusiones. Por mi parte, solo añadiré una nota que me parece exquisitamente irónica: por estas tierras [España], Alcántara es una denominación de embutidos”
Reafirmó también una tesis que ya ha expresado con anterioridad: Cuba no es una dictadura, y rebajó su estatura al plano de los «normalistas», aquellos que normalizan los sucesos «raros» de la isla, comparándolos con aquellos otros que ocurren en el extranjero.
La relativización – algo que Del Llano, como historiador del Arte debería conocer – nunca es aconsejable, pero dijo que la policía respondió contra los manifestantes el 11 de julio con “balas de goma”, y relativizó el hecho diciendo que eso ocurre “en todas partes del mundo”, y expresó que los cubanos “a cualquier bobería le llaman represión”.
Del Llano es «viejo» en esto de relativizar. De comparar, para aliviar la carga y las responsabilidades.
Lo hizo, decíamos párrafos encima, cuando ocurrió la muerte de tres niñas negras en La Habana. Culpó «al azar» el hecho y dijo que en EE.UU. también ocurren derrumbes y mueren niños.
En ese momento, cuando casi apenas se estrenaba Del Llano en las redes sociales, a pesar de las advertencias de sus amigos de que no lo hiciera, recibió una contundente respuesta que lo calló por completo.
«Establecer esas comparaciones para cuestionar la legitimidad del dolor y de la indignación de miles de cubanas y cubanos, de madres, abuelas, tías, padres, abuelos, tíos, expresa una insensibilidad mayúscula. Equivale a reprochar: “qué hacen ustedes lamentando las muertes de esas tres niñas y no el Coronavirus, esas muertes de esas tres niñas no son tan graves en comparación con las muertes de, no sé, las niñas en África que mueren de hambre,” le dijo la Premio Internacional de Periodismo Gabriel García Márquez 2019, Mónica Baró Sánchez.
«(…) comparar la muerte de Rocío, María Karla y Lisnavy con tragedias con más víctimas fatales, o de otros países, es intentar minimizar sus muertes, su gravedad, y todas las reacciones que han habido. Y es irrespetuoso. «
«Este no es el momento de decir “ay pero la ciudad no está tan mala”, o “ay pero en Estados Unidos también ocurren derrumbes”. No. No lo es. No se puede minimizar ni relativizar de ninguna manera (…) Aquí no valen los “qué pena sus muertes pero…” Aquí solo vale “qué pena sus muertes”. Y punto final.
Si quieres hablar de lo injusto que es el capitalismo y los derrumbes en la Conchinchina, hazlo sin empezar por las tres niñas muertas de La Habana Vieja. Hazlo en otro momento. Tres niñas murieron en La Habana Vieja el 27 de enero porque hubo personas que no hicieron su trabajo y nada es más importante que eso. En La Habana hay, según datos de 2016, 34 400 familias en viviendas que suponen un peligro para la vida y nada es más importante que eso. En los consejos populares de Centro Habana, en 2016, había 14.277 personas habitando en 459 inhabitables irreparables, que deben en su mayoría seguir en esos mismos inmuebles, y nada es más importante que eso. Solo en Los Sitios había registrados 91 inhabitables irreparables, en los cuales residían 3.841 personas: 1.879 mujeres, 1.140 hombres y 822 niñas y niños. En Cuba, en 2017, se reportó un déficit de unas 883 mil viviendas, y en La Habana, un déficit de casi 207 mil, y nada es más importante que eso.
Tal vez Del LLano no supo cómo negar estas cifras, como ahora, en entrevista con Roberto San Martín y Alicia Barrera para el programa «La Familia Pérez», negó las cifras de presos políticos en Cuba.
El discurso de Del Llano no cambia. Es el del intelectual que busca aniquilar siempre la opinión de otros en base a que son inferiores en el conocimiento. Al menos él los juzga así, inferiores a él. Por eso es que ha metido la pata tanto… se ha puesto a hablar de lo que no ha vivido como si supiera. Su opinión es válida, es suya, pero no siempre tiene que ser certera. Lo malo es que él cree que sí. Que siempre tiene la razón.
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