El mercado informal de divisas en Cuba reaccionó a la baja por primera vez desde julio pasado y los precios del dólar estadounidense y el euro retrocedieron hasta los 190 pesos, mientras que la moneda libremente convertible llegó a 188 CUP.
Tras registrar un movimiento lateral en sus máximas cotizaciones históricas que rondaron los 200 pesos, las monedas más canjeadas en el forex informal de la isla registraron un descenso sostenido durante la semana pasada que alcanzó el 5% al inicio de la ronda de este lunes.
La rectificación, aunque normal en este tipo de mercados, ha dejado estupefactos a la mayoría de las personas, que se preguntan en sus redes sociales la causa de la repentina y continua caída.
Algunos internautas opinan que se trata de un movimiento condicionado por los propios negociantes de divisas, que están creando presión a la baja para comprar a precios más favorables, otros creen que se trata de una manipulación originada desde instituciones estatales que tendría como objetivo estabilizar el valor de la moneda nacional.
“Yo soy de la opinión que la dictadura está inyectando el poco dólar que tienen, para bajar el precio, no es casual, tanta gente vendiendo y tanta cantidad, si las condiciones siguen siendo las mismas”, escribió un usuario de Twitter.
No obstante, la mayoría de los comentaristas y expertos coinciden en que el peso cubano se ha seguido devaluando respecto a los alimentos, servicios y productos de consumo, como parte del proceso inflacionario registrado durante los dos últimos años en la isla.
El destacado economista cubano, Pedro Monreal, explicó que “la inflación en Cuba, además de reducir el poder de compra de la mayoría, funciona como un impuesto “regresivo’ que redistribuye ingresos en detrimento de los más pobres”.
En un análisis sobre el costo del ajuste económico asociado a la llamada Tarea Ordenamiento, el analista observó que el discurso del gobierno ha cambiado de la propaganda positiva de finales de 2020 donde se afirmaba que “quienes trabajamos con el Estado estaremos en una mejor posición”, al mutismo de las proyecciones de salarios y precios y a una “narrativa de austeridad”.