Un libro recientemente publicado entrevista a los chefs de cinco renombrados dictadores y descubre sus excentricidades
Las excentricidades y manías para comer de los dictadores Sadam Husein, Idi Amin, Enver Hoxha, Fidel Castro y Pol Pot han quedado al descubierto en un libro publicado recientemente por el periodista polaco Witold Szablowski.
En el caso de Castro, el autor de Cómo alimentar a un dictador contactó a Flores y Erasmo Hernández -dos cubanos que en su momento fueron chefs del gobernante ya fallecido. Sus vidas actuales difieren bastante, según refleja un artículo publicado en el portal independiente 14ymedio.
Erasmo Hernández es el actual «dueño de la paladar de La Habana Vieja Mamá Inés y residente en un mundo a mil años luz: la Cuba de los nuevos ricos, donde se sirve (y se come) langosta cada noche», cuenta 14ymedio.
Sobre Flores, sin embargo, refiere el citado portal: «el cocinero de Fidel Castro ha perdido el juicio. Ya no sabe contar hasta diez y vive en una casa en ruinas de La Habana. Apenas tiene muebles y mucho menos qué llevarse a la boca, salvo el tabaco. Solo sabe con seguridad dos cosas: adora a su comandante y tiene miedo. ¿De qué? No lo sabemos».
De los gustos de Castro destacan que «era, como es bien sabido, un loco de los lácteos, en particular del yogur, los quesos y los helados, de los que podía ingerir cantidades que van desde los cálculos más sensatos (seis bolas) a las hiperbólicas cuentas del senil Flores, que las sitúa en 20».
Las manías del iraquí Sadam Husein, del ugandés Idi Amin, del albanés Enver Hoxha y del camboyano Pol Pot también figuran en el volumen Cómo alimentar a un dictador. El chef de Enver Hoxha fue el único que prefirió que su nombre real no figurara. Es K y narra que «vivió aterrorizado durante los años en que se vio obligado (después de que ‘murieran’ dos de sus predecesores) a dar de comer a este hombre que ordenó el fusilamiento de unas 6.000 personas».
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