Cultura cubana: más allá de funcionarios y patrioteros

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Después de 1959, la historia de la cultura cubana se ha llenado de omisiones y creadores proscritos

Las portadas de la prensa oficialista amanecen este miércoles colmadas de discursos patrioteros a propósito del Día de la Cultura Nacional; ni este 20 de octubre, cuando dicen hablar de cultura cubana, pueden dejar a un lado la obsesión del bloqueo como causante de todos los males de la nación.

Tanto Granma como Cubadebate dedican artículos al enaltecimiento de lo que ellos consideran qué es defender la cultura cubana. En Granma se lee: «Son los enemigos de siempre, empeñados –en medio del complejo escenario que enfrenta Cuba con el recrudecimiento del bloqueo y el impacto de la COVID-19– en dirigir sus laboratorios de subversión contra el corazón mismo de la Patria: su cultura».

Por su parte con la firma de Abel Prieto, en el texto de Cubadebate se apunta: «A la pandemia y sus secuelas de toda índole se sumaron los efectos del recrudecimiento del bloqueo, que se hizo más asfixiante que nunca. Enfrentamos limitaciones que obstaculizaron la participación de la población en los procesos culturales y la proyección social de escritores, artistas, instructores de arte y promotores, y de sus organizaciones e instituciones, desde la UNEAC, la AHS, la Brigada José Martí y los Institutos y Consejos del Ministerio de Cultura hasta la red de bibliotecas, museos, casas de cultura y demás entidades provinciales y municipales».

Siempre han politizado la cultura, no es nada nuevo. Desde 1959, la Revolución se encargó de ensalzar a los creadores fieles al proceso: estos ganaban premios e iban por el mundo como embajadores de la Revolución de Fidel Castro.

Entretanto y con el paso de los años cada figura incómoda era apartada, en una tentativa inútil de condenarla al olvido. Para ser parte de lo que el poder denominaba como cultura cubana era sobre todo imprescindible comulgar con funcionarios y patrioteros.

Cada proscrito se hacía entonces más apetecible y disfrutable. Bebo Valdés, Celia Cruz, Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Paquito Rivera, Willy Chirino son solo algunas de las más importantes figuras de la música y la literatura de la isla que quisieron borrar. Pobres censores.

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