El régimen cubano tiene una larga data de vender las ayudas que otros países le dan en regalía, tras los pasos de huracanes por el país.
El anuncio de una donación de 33 millones de dólares por parte de la ONU para asistir a los damnificados del huracán Oscar en Cuba ha desatado reacciones encontradas entre los ciudadanos de la isla. La percepción de una posible mala administración de estos fondos está alimentada por experiencias pasadas, en las que la ayuda internacional para paliar desastres naturales en Cuba ha terminado en canales cuestionables o en mecanismos de distribución poco transparentes.
Con un historial de acusaciones que señalan que el régimen cubano se ha beneficiado económicamente de la venta de ayuda donada, muchos temen que los damnificados del oriente cubano no reciban el alivio prometido.
El contexto de la ayuda internacional y la realidad en Cuba
Tras el devastador paso del huracán Oscar, la provincia de Guantánamo resultó gravemente afectada. Los datos oficiales reflejan que más de 11.000 viviendas sufrieron daños, dejando a miles de personas en situación crítica.
A pesar de la gravedad de las pérdidas materiales y humanas, el gobierno cubano ha anunciado que los damnificados deberán cubrir el 50% del costo de materiales de construcción y colchones necesarios para la reconstrucción de sus hogares, señala el diario Granma. Muchos de estos colchones – no lo dice Granma – se los han regalado a Cuba a raíz de desastres naturales ocurridos en el pasado. Países como Venezuela, Ecuador y Bolivia, han sido los donantes.
Según Yanisley Ortiz Mantecón, viceministra de Finanzas y Precios, el Estado cubano bonificará la mitad de estos costos, lo cual ha sido presentado como un «beneficio» para los afectados.
Sin embargo, para quienes lo perdieron todo, asumir incluso la mitad del precio de estos bienes básicos resulta un obstáculo casi insalvable, dada la grave crisis económica que atraviesa la isla.
La realidad en el oriente cubano
En Guantánamo, la situación es desesperante. La falta de recursos básicos y de electricidad, junto con la insuficiente asistencia estatal, ha dejado a muchas familias en condiciones de vulnerabilidad extrema.
Según el Comité Ciudadanos por una Integración Racial (CIR), el Estado cubano no estuvo presente durante la emergencia, y su respuesta fue tardía y enfocada en la intimidación y en justificar la falta de acciones efectivas.
“Frente al embate del huracán Oscar, no fueron advertidos, no fueron socorridos y no fueron asistidos… Y cuando apareció, no fue para la empatía, sino para el restablecimiento de la jerarquía, la intimidación militar, el regaño y la justificación”, declaró el CIR.
Por otro lado, aunque organizaciones de la sociedad civil, como Cáritas, han brindado apoyo en la forma de comedores de emergencia, estos esfuerzos son limitados.
Daniel Ross Diéguez, un cineasta local que se ha dedicado a recoger y distribuir donativos en las áreas afectadas, ha relatado cómo la sociedad civil se organiza en respuesta a la ineficiencia estatal. Con donaciones de cubanos residentes en el exterior, Ross Diéguez ha logrado entregar alimentos, ropa, medicamentos y otros bienes esenciales a familias en situación de extrema necesidad.
También están allí, repartiendo gratuitamente, el proyecto «Aliento de Vida», dirigido por Yankiel Fernández, al que se ha sumado la activista Lara Crofs con su inmensa red de apoyo; el proyecto Dar es Dar y otros grupos civiles, vinculados al activismo cubano.
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La ONU y su «Plan de Acción» para Cuba
La ONU, en coordinación con el gobierno cubano, ha anunciado un “Plan de Acción” con el objetivo de asistir a casi medio millón de damnificados en los próximos 18 meses.
La ayuda inmediata se enfocará en asegurar el acceso a servicios básicos como agua potable y electricidad, y en restaurar centros de salud y sistemas de saneamiento en las zonas afectadas. Sin embargo, las condiciones actuales del oriente cubano sugieren que estos esfuerzos de recuperación requerirán de una supervisión exhaustiva para garantizar que los fondos lleguen a los damnificados.
Cubanos se muestran profundamente escépticos sobre la distribución de la ayuda internacional.
Sin embargo, los cubanos se muestran profundamente escépticos sobre la distribución de la ayuda internacional.
Comentarios en redes sociales, particularmente de aquellos que se encuentran fuera de Cuba, han señalado que el gobierno cubano tiene una larga tradición de vender los recursos que otros países ofrecen en calidad de donación.
Esto ha generado en la ciudadanía una percepción generalizada de que una buena parte de esos fondos no llegará a quienes realmente lo necesitan. La posibilidad de que la ayuda sea desviada o vendida a precios subsidiados en lugar de distribuirse de forma gratuita causa indignación y aumenta la incertidumbre sobre el destino de los 33 millones de dólares.
En las plataformas de noticias y en redes sociales, el tono de los comentarios refleja esta desconfianza.
Usuarios como “gatovolador” y “La-Mascara Negra” expresan un sentir común: “La ONU empleará ese dinero en seguir llenándole la barriga a los descarados del PCC y la dictadura, de ese dinero jamás llegará un centavo a quien en verdad lo necesita”. Otro usuario añadió con sarcasmo: “La ONU y el copón divino pueden hacer todo lo que le dé la gana, el Vaticano puede regalarle todo el oro… nada servirá. Los fascistas de Punto Cero son el Rey Midas al revés… todo lo que tocan se pierde”.
Las críticas a la actuación estatal no son solo palabras. La situación de los damnificados de huracanes anteriores en Cuba es una muestra de la desconfianza hacia la gestión del régimen.
Decenas de familias aún viven en albergues temporales, una situación que se ha prolongado por años y en algunos casos, por décadas. La falta de transparencia y de un verdadero compromiso de reconstrucción por parte del gobierno cubano hacen que muchos duden de que el dinero de la ONU logre cambiar sustancialmente la realidad de quienes lo han perdido todo.
Tal vez servirá como prueba de fuego, la ayuda ya dada por Noruega a la isla: $400 mil dólares.
Las demandas de la población y la comunidad internacional
Desde dentro y fuera de la isla, el llamado es claro: se exige transparencia en la administración de los recursos y una auditoría internacional que supervise la distribución de la ayuda.
La percepción generalizada entre los cubanos es que, sin este tipo de vigilancia, la ayuda se perderá en el entramado burocrático del régimen. En palabras de “Siciliano”, otro usuario de redes sociales, “Si la ONU quiere ayudar a los damnificados, tendrá que sacar mucho más dinero… Allá hay que rehacerlo todo de nuevo, no hay una sola cosa que sirva ni un solo servicio que funcione”. Otros expresan una frustración más directa, señalando que la única solución para Cuba sería “sacar a los ladrones del poder”.
La comunidad internacional, incluidos organismos como la ONU y naciones como Noruega que han aportado recursos monetarios para la recuperación, enfrentan el reto de encontrar una forma de monitorear el uso de sus aportes en un país donde las instituciones estatales son opacas y, según muchos ciudadanos, altamente corruptas.
La paradoja de la ayuda internacional
Así, mientras el régimen cubano insiste en que “la Revolución no deja solo a nadie”, las voces de los cubanos que han vivido estas experiencias parecen contar otra historia.
Los comentarios en redes sociales y la preocupación que expresan los ciudadanos indican que los 33 millones de dólares de la ONU pueden convertirse en un espejismo de ayuda si no se aseguran mecanismos de transparencia en su administración.
Al final, la gran pregunta que muchos cubanos se hacen hoy no es si llegará la ayuda, sino cómo se garantizará que el “manager” de esos fondos —quienquiera que sea— no los convierta en otro ejemplo de oportunidad perdida en la historia de una isla constantemente golpeada, pero pocas veces realmente socorrida.
Resumen de los daños en Guantánamo y las acciones de recuperación tras el huracán Oscar según la prensa oficialista:
- Evacuaciones y retorno:
- 986 personas permanecen evacuadas de las más de 3,000 inicialmente albergadas.
- Abasto de agua:
- 43 sistemas de acueducto dañados en los municipios del Este, afectando a 35,818 personas.
- Instituciones afectadas:
- 627 instituciones estatales dañadas, de las cuales unas 400 aún necesitan reparaciones. Los sectores más impactados fueron:
- Comercio: 183 centros, 75 ya restaurados.
- Salud: 71 instituciones, 13 recuperadas.
- Educación, Cultura y Deportes: 210 afectadas, 46 en funcionamiento nuevamente.
- 627 instituciones estatales dañadas, de las cuales unas 400 aún necesitan reparaciones. Los sectores más impactados fueron:
- Electricidad:
- 98 postes caídos (27 partidos) y 12 transformadores dañados.
- Más del 90% del servicio eléctrico restaurado en San Antonio del Sur; en total, 35,000 de 56,000 clientes afectados ya tienen electricidad.
- 69 grupos electrógenos operando en zonas aisladas.
- Agricultura:
- 13,255.7 hectáreas dañadas en cultivos como plátano, coco, café y cacao; 56.6 ha ya recuperadas.
- La producción cafetalera sigue con 111,027 latas acopiadas.
- Vivienda:
- 11,402 viviendas dañadas, incluyendo:
- 257 derrumbes totales.
- 360 derrumbes parciales.
- 9,198 afectaciones parciales de techo.
- En Baracoa, 443 estructuras temporales creadas tras el huracán Matthew serán prioritarias en esta recuperación.
- 11,402 viviendas dañadas, incluyendo:
- Apoyo a la población vulnerable:
- Créditos y subsidios otorgados a damnificados, con 716 personas revisadas en los cuatro municipios y 407 atendidos en Maisí.
- Ayuda nacional e internacional:
- 14 donaciones recibidas, incluyendo alimentos y enseres del Programa Mundial de Alimentos y organizaciones estadounidenses.