La reciente actualización de la Política de Comercialización de Vehículos en Cuba ha introducido medidas que permiten la compra de vehículos en pesos cubanos (CUP), pero con un enfoque que favorece claramente a ciertos grupos afines al régimen.
Según las nuevas regulaciones, publicada en el diario oficialista Granma, principal vocero ideológico del régimen, solo aquellos considerados como «con méritos» —término vagamente definido que generalmente incluye a miembros del partido comunista, informantes del gobierno y otros afiliados ideológicamente— tendrán acceso a estas opciones de compra.
Este privilegio resalta la continuada práctica del gobierno cubano de recompensar la lealtad política por encima de las necesidades generales de su población. Aunque la medida parece expandir las posibilidades de adquisición de vehículos, en la práctica, limita severamente el acceso a la mayoría de los cubanos, que siguen enfrentando restricciones económicas severas.
La actualización también incluye la importación directa de ciclomotores, motocicletas y triciclos eléctricos, aunque estos beneficios parecen estar igualmente canalizados a través de filtros políticos que priorizan a los «merecedores». Esto no solo perpetúa una élite vehicular dentro de la isla sino que también profundiza la división entre los ciudadanos comunes y aquellos en posiciones de influencia.
El ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, ha destacado que estas nuevas políticas entrarán en vigor pronto, con la promesa de digitalización y transparencia en el proceso de adquisición. Sin embargo, las dudas persisten sobre la equidad de este sistema y su verdadera transparencia, dado el historial de la administración en el manejo de privilegios y recursos.
Esta política no solo refleja la continuación de una gestión gubernamental que premia la conformidad política, sino que también pone en evidencia la profunda brecha socioeconómica que el régimen insiste en ensanchar bajo el disfraz de reformas económicas.
Con estos actos, el gobierno cubano sigue demostrando que su compromiso principal no es con el progreso de todos sus ciudadanos, sino con la perpetuación de su propia estructura de poder.
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