Miles de cubanos fueron reclutados por Rusia con promesas de pasaportes, ciudadanía y mejores salarios, soñando con escapar del régimen comunista de Cuba. Sin embargo, su realidad ha sido otra: atrapados en el frente de batalla, enfrentan condiciones peligrosas y una ciudadanía que los ata indefinidamente al conflicto.
Muchos de estos reclutas firmaron contratos de un año creyendo que trabajarían en empleos civiles, pero al llegar a Rusia fueron enviados al ejército. Algunos recibieron ciudadanía rápidamente, pero otros llevan más de un año sin obtenerla, mientras sus documentos cubanos fueron confiscados. Sin pasaportes, están prácticamente apátridas y sin forma de regresar a sus países de origen.
El presidente ruso, Vladimir Putin, utiliza esta estrategia para mantener tropas en el frente sin movilizar a más ciudadanos rusos, evitando descontento social. Aunque los contratos de muchos cubanos han expirado, se les obliga a seguir luchando bajo el argumento de ser ahora ciudadanos rusos. Algunos denuncian que esto es una forma de chantaje.
El reclutamiento no se limita a Cuba; Rusia ha integrado a decenas de miles de extranjeros, incluyendo nepalíes, ghaneses y norcoreanos. Sin embargo, los cubanos enfrentan un doble desafío: si logran regresar a su país, podrían ser procesados como mercenarios, según la ley cubana.
Las muertes en combate son notificadas informalmente a sus familiares por WhatsApp y, en muchos casos, los familiares deben costear el traslado de los restos. Mientras tanto, el gobierno cubano ha sido acusado de complicidad en este reclutamiento masivo, mirando hacia otro lado para mantener relaciones con Rusia.
Para los cubanos atrapados en este conflicto, el «sueño ruso» se ha convertido en una pesadilla interminable. Muchos de estos individuos fueron reclutados bajo promesas engañosas de empleo y ciudadanía, encontrándose posteriormente en zonas de conflicto sin posibilidad de regresar a Cuba. La situación de estos combatientes y sus familias sigue siendo precaria y sujeta a la evolución del conflicto y las relaciones diplomáticas entre los países involucrados, señala Político.
Se estima que hay entre 400 y 3.000 ciudadanos cubanos combatiendo al servicio de Rusia en Ucrania. Sin embargo, las cifras exactas de fallecidos son difíciles de determinar debido a la falta de información oficial y la naturaleza opaca del reclutamiento y despliegue de estos combatientes.
Entre los casos que están documentados están:
- Raibel Palacio Rivera: Un joven de 23 años que viajó a Rusia en noviembre de 2023 con la promesa de un salario de 2.200 dólares y la obtención de la ciudadanía rusa. Según informes, murió en combate en Ucrania, convirtiéndose en el primer deceso de un cubano en esta guerra que se ha podido documentar.
- Denis Frank Pacheco Rubio: Originario de Santa Clara, Cuba, su muerte en el conflicto fue reportada en junio de 2024. Documentos de identidad encontrados en el campo de batalla confirmaron su participación y fallecimiento.
- Leonel Fundichely Duquesne: Residente de La Habana, su deceso en la guerra fue reportado junto al de Denis Frank Pacheco Rubio. Sus documentos de identidad también fueron hallados entre las pertenencias de soldados caídos en combate.
- Yansiel Morejón: Exboxeador de 26 años, natural de Santa Clara, falleció en el frente de batalla en enero de 2024. Aunque la versión oficial indica que murió de un paro cardíaco, allegados afirman que su deceso ocurrió durante los combates.
Recientemente se conoció la muerte de otro joven, natural de Granma, cuyas generales no se han dado a conocer. El oficialismo cubano no habla sobre el tema, dejando a los medios independientes en la casi obligación de investigarlo e informarlo, encontrándose del otro lado – de la familia que ha quedado en Cuba – reticencia y miedo a la hora de no contar nada, so pena de ser multados, arrestados y encarcelados. En algunos casos se les «exige», por parte de las autoridades rusas que no cuenten nada, si es que quieren recibir el dinero que le fue prometido a sus seres queridos fallecidos en combate.
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