Atormentados porque cada vez es más difícil llevar un plato de comida a la mesa, muchos cubanos han visto con disgusto la manera en la que la prensa oficialista de la isla justifica la escasez de un alimento tan básico como el huevo. Es más, varias investigaciones independientes confirman que la grave crisis alimentaria que padece el país, sobre todo por los niveles de baja producción y de elevada inflación, es lo que más preocupa al ciudadano de a pie.
“La estrategia del país para contrarrestar la baja producción de huevos en 2023 ha sido apostar por la cría de gallinas semirrústicas y codornices”, según publicó el sitio Cubadebate, pero más de un cubano defiende que “lo que hace falta es producir”, porque con el huevo “pasa lo mismo” que con el azúcar, el café, los frijoles o las viandas.
Después de que el oficialismo reconoció que los huevos se pueden encontrar casi únicamente en el mercado negro, donde un cartón cuesta “casi dos veces más que la media de una pensión en Cuba”, un usuario reaccionó diciendo que “no estuviéramos en esta situación”, “si en vez de invertir cerca del 33% anual del presupuesto del Estado en construcciones para el turismo, lo hubieran hecho en la agricultura”, donde se ha invertido apenas “cerca del 3% anual”.
De octubre de 2022 a la fecha, el precio de un cartón de huevos ha llegado a duplicarse. Entonces, por 1,500 pesos se podían obtener 30 huevos, algo que actualmente cuesta como mínimo 2,400, pese a que llega hasta 3,000 y 3,500.
Mientras, a través de las redes sociales, los cartones de huevo se promocionan sin cesar. Hasta el huevo en polvo, cuyo kilogramo cuesta 1,500 pesos, se vende en estos espacios como algo que es “ideal para hacer tortilla, revoltillo, mayonesa y hasta dulces”; equivalente “a 84 huevos o tres cartones”; y “fácil de preparar, nutritivo y ahorrativo”.

Un usuario de la misma página detalló igualmente que hay pequeñas y medianas empresas que importan los huevos de países como República Dominicana y Brasil, y sugirió a las autoridades de la isla valorar la posibilidad de “venderle pollitos a la población y permitir la cría en la ciudad”, “como (hicieron) en los 90”.
Además, ha trascendido que cada cubano recibirá cinco huevos al mes a través del sistema de distribución normada que controla el gobierno cubano, los cuales no son ni remotamente suficientes. Según destacó al respecto el economista Elías Amor, “eso es lo que se come, de media, un ciudadano medio de América Latina en una semana”.
El experto cubano explicó además que, “como no se producen huevos suficientes para una población que no renuncia a ese alimento, los precios han evolucionado al alza y han roto cualquier línea de contención, creando un problema adicional”, algo que “ocurre en todo el país, en todas las provincias y ciudades”.
Hay que tener en cuenta que a un 42% de los cubanos los alimentos entregados a través de la libreta de abastecimiento solo le rinden cinco días al mes, de acuerdo con el VI Informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, publicado en septiembre pasado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos.
El citado estudio expuso que un 78% de los cubanos ha dejado de hacer alguna de las tres comidas diarias recomendadas para una alimentación saludable y que, incluso entre las personas que reciben remesas, solo el 28% no ha tenido que saltarse alguna comida.

Los precios elevados del pienso de las aves, que hacen muy costosa la alimentación de las ponedoras, la inflación incesante, la depreciación del peso cubano, y el aumento constante de los precios en el mercado clandestino, son algunos de los factores que limitan la producción y el consumo de huevos.
A lo anterior se suma el hecho de que muchos productores se han dedicado a otras actividades porque han entendido que la comercialización de huevos es irrentable.
Algunos internautas aseguraron que “todo esto es el resultado de que nada se destinó a la agricultura y apostaron mal por la construcción de hoteles”; que “Cuba no necesita comprar huevos”, sino “producirlos”; y que “no es cuestión de espacio, es cuestión de alimento para los animales. ¡Si ni para las personas hay!”.
“Yo diría que si el país en lugar de invertir el 30% del PIB (Producto Interno Bruto) en ‘administración pública’ lo invirtiera en la agricultura, otra gallina cantaría”, aseveró otro.
En tono de burla, una cubana resaltó igualmente que, “si las gallinas están ‘estresadas’, cómo estaremos los que no tenemos ni gallinas ni huevos”.
Cabe preguntarse igualmente que, si las autoridades del Ministerio de la Agricultura “declinaron ofrecer declaraciones a Cubadebate”, que es un medio oficialista, ¿a quiénes rinden cuentas los funcionarios encargados de la alimentación de la población?
Como botón de muestra de la mala gestión del sector agrícola cubano, otro usuario contó que “en Santa Clara la venta de huevo de codorniz era descomunal y resolvía el problema”, pero “un buen día a la feria llegó una rastra llena de codornices para venderlas porque se había acabado la comida para ellas”.





