La acumulación de basura en La Habana se ha convertido en un problema crítico que afecta la vida diaria de los ciudadanos, quienes lidian con la proliferación de enfermedades y la presencia de desechos en cada esquina.
Según un reporte de Diario de Cuba, las autoridades locales admiten que el principal obstáculo es la falta de equipos de recolección y la carencia de personal capacitado para dirigir los servicios comunales. A esto se suma la saturación de los tres vertederos de la ciudad, que operan por encima de los límites permitidos, agravando la crisis sanitaria y facilitando la propagación de enfermedades como el dengue, la leptospirosis y el chikungunya.
El gobierno ha asegurado que la recolección de basura es una prioridad, incluso destinando recursos a la importación de piezas para reparar camiones y otros equipos.
Sin embargo, Cubanet cuestiona esta afirmación, calificando la gestión como una “guerra contra la basura” que, lejos de tener resultados concretos, está condenada al fracaso. La reciente estrategia de asignar la limpieza de cada municipio a distintos ministerios ha generado escepticismo, especialmente en barrios periféricos como Arroyo Naranjo, Cotorro y San Miguel del Padrón, que históricamente han sido olvidados por las autoridades. En contraste, las zonas más acomodadas de Playa y Plaza de la Revolución parecen recibir mayor atención, lo que refleja una disparidad evidente en la distribución de recursos.
Las contradicciones en el discurso oficial no pasan desapercibidas. Mientras que funcionarios locales señalan la falta de combustible como un obstáculo para la recolección eficiente de desechos, el subdirector técnico de la Empresa Provincial de Higiene y Comunales, Roberto Cárdenas Santos, aseguró a Diario de Cuba que la asignación de combustible para esta actividad ha sido una prioridad gubernamental. Esta discrepancia subraya la falta de coherencia en las políticas, lo que ha generado un profundo malestar en la población, que percibe que las soluciones que se proponen son solo parches temporales.
Por su parte, Cubanet resalta que la gestión estatal ha sido ineficiente desde hace años y que la participación de la iniciativa privada podría ser una alternativa viable.
Sin embargo, las restricciones impuestas por el gobierno cubano a las pequeñas y medianas empresas han impedido que estas puedan asumir la recolección de desechos de manera más eficiente. La población ha expresado su frustración, argumentando que permitir la creación de empresas privadas dedicadas al saneamiento urbano podría mejorar la situación, ya que los pagos podrían provenir de los gobiernos locales o de la contribución de empresas interesadas en mejorar la imagen de su entorno.
A medida que la crisis de la basura empeora, la percepción general es que la “guerra contra la basura” es una lucha desigual.
Tal como indica Cubanet, la iniciativa podría perder fuerza en pocas semanas, a medida que la falta de recursos y la sobrecarga laboral de los ministerios evidencie la inviabilidad de esta estrategia. La gestión de residuos en La Habana sigue siendo un reto sin resolver, y mientras las soluciones reales se posponen, la salud de la población queda en riesgo, atrapada entre escombros y desidia.
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