Hoy Cuba celebra el Día de la Medicina Latinoamericana. Lo hace con bombos y platillos precisamente en un 2023 que ha colmado la copa de una gran mayoría de galenos por el deterioro de la Salud Pública en la isla, y las exigencias a que son sometidos por el ministerio del sector y el gobierno, su timonel.
Algunos médicos del patio se felicitan en esta fecha por las redes sociales, los más callan, y medios de prensa locales y personalidades hacen despliegue de elogios a los méritos de la medicina cubana.
De esta manera en su cuenta de X, antes Twitter, el titular José Ángel Portal Miranda suscribió que en el Día de la Medicina Latinoamericana “felicitamos y agradecemos a los trabajadores de la salud cubanos. Su incansable labor y dedicación en todos los escenarios, a pesar de las dificultades, son dignas de admiración. Ustedes son ejemplo de entrega y vocación. Felicidades!
Mientras el portal oficial Cubadebate resalta las “historias increíbles” en cada rincón de este país (Cuba) y en otras tierras del mundo adonde han llevado su solidaridad y el esfuerzo cotidiano cono verdadero ejemplo de entrega y vocación.
De igual forma la directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del Ministerio de Salud Pública, Ileana Morales, resaltó recientemente que los indicadores de sensibles programas hablan de un trabajo sostenido de profesionales del sistema nacional de salud, según la agencia Prensa Latina.
Pero hacen silencio de la dolorosa deserción del personal médico y paramédico de policlínicas y hospitales en busca de horizontes más prometedores en otros países. Y de buena manera desde esas “misiones internacionalistas” que constituyen una vía para escapar.
En tanto otro número de ellos, no menos importante, se enrolan en la invención gubernamental conocida como mipymes una forma de abrir paso, ante la desesperación por una economía en quiebra, al sector privado que dicen trata de “cambiar el paisaje del país”, como declaró a Cuballama recientemente la dueña de uno de estos negocios en la barriada del habanero Vedado.
Y en este mismo sentido ya a nadie sorprende – y los ciudadanos lo agradecen- la creciente cifra de galenos que, al término de su jornada laboral, cuelgan en el respaldo de su asiento de chofer de cualquier marca del auto que han logrado les otorguen en mejores tiempos (si existieron durante estos 64 años del impuesto socialismo) y montan generalmente por 100 cup si la distancia no es muy larga, a los necesitados de trasladarse a sus hogares u otros puntos.
Precisamente, uno de ellos, cirujano, comentaba a Cuballama que ante el actual precio de la vida es una ayuda para aumentar su economía. Y otro confesaba que lo hacía en espera de que le llegara su salida para Miami, donde lo esperan familiares y amigos.
Del derrumbe de la salud pública cubana en estos tiempos podría decirse más, pero este, a vuelo de pájaro, es el fatal panorama que nunca imaginaría el doctor Carlos J. Finlay, quien descubrió al mosquito Aedes Aegypti como transmisor de la fiebre amarilla, quien nació un 3 de diciembre de 1833 en Camagüey y en su honor se declaró la efeméride Día de Medicina Latinoamericana.
