La historia de Erik Hadad, un ex vendedor de autos en Florida, es el claro ejemplo de cómo una deuda menor puede llevar a una catástrofe legal. Hadad, de 59 años y dueño de la ya desaparecida Guru Auto Sales en Miramar, fue condenado a ocho años de prisión federal por secuestrar a un cliente que, según él, debía dinero por un vehículo. Sin embargo, el caso ha desatado una ola de opiniones divididas en redes, con algunos diciendo que el castigo es excesivo y otros celebrando la decisión del juez.
El incidente ocurrió en diciembre de 2023, cuando Hadad acechó al comprador de un Honda Accord 2020—un joven haitiano de 24 años—y lo siguió hasta su trabajo en el Aeropuerto Internacional de Miami. Según la fiscalía, el cliente había intentado pagar su primera cuota mediante autopago, pero la transacción falló. La financiera entonces exigió al concesionario que devolviera los $13,800 del préstamo. En lugar de resolverlo legalmente, Hadad decidió tomarse la justicia por su mano.
El ex vendedor interceptó a la víctima en plena calle, arrancándole la etiqueta temporal del auto y exigiéndole que saliera del vehículo. Al no lograrlo, lo persiguió hasta la estación del MIA Tri-Rail y, con una pistola en la cintura, consiguió que el joven le entregara las llaves.
La defensa de Hadad ha argumentado que la condena fue severa, mientras que los comentarios en Local 10 News muestran posturas radicales. Algunos usuarios celebran el castigo y sugieren que Hadad será deportado tras cumplir su sentencia. Otros, como “RonDiveron”, acusan al comprador de “robar un auto” y creen que Hadad no debió ir preso.
Hadad pudo enfrentar hasta 15 años, pero la pena quedó en ocho, con tres años adicionales de libertad supervisada. Lo que pudo haber sido un problema financiero se convirtió en un caso de crimen federal que arruinó su vida.
El caso expone un hecho que a menudo se da – no solo en Miami – pues muchas veces aquellas personas que viven prácticamente al día con sus pagos, de pronto enferman, pierden el trabajo y se quedan con una deuda que no saben cómo enfrentar; así que este caso puede servir de ejemplo para muchos. Entre ellos, muchos inmigrantes recién llegados de otros países donde, a menudo, la violencia es el método al que acuden para resolver las cosas y, en Estados Unidos, no es así. Especialmente ahora, con directivas de la administración Trump de detener y deportar a todos los inmigrantes sin status legal que violen la ley.
Hadad tenía varias opciones legales para recuperar el vehículo sin recurrir a la violencia y cometer un delito federal. Estas son algunas de las alternativas que pudo haber utilizado:
1. Proceso de Reposesión Legal
- En Florida, los concesionarios tienen derecho a recuperar un vehículo si el comprador incumple los pagos. Sin embargo, esto debe hacerse de manera legal, a través de un proceso de reposesión voluntaria (contactando al comprador para recuperar el auto) o involuntaria (a través de una empresa de recuperación de autos).
- Error de Hadad: La financiera le prohibió recuperar el vehículo por cuenta propia, y aun así decidió actuar ilegalmente.
2. Demanda Civil
- Si Hadad consideraba que la financiera lo estaba perjudicando exigiéndole el pago de $13,800, pudo haber presentado una demanda contra la compañía financiera alegando términos abusivos o una falta de claridad en el contrato.
3. Negociación con el Comprador o la Financiera
- Hadad pudo haber contactado al comprador para intentar un acuerdo, ofreciendo una reestructuración del pago o permitiéndole hacer un depósito para evitar la reposesión.
- También pudo haber negociado con la financiera para extender el plazo o refinanciar la deuda.
4. Mediación con un Abogado
- Un abogado especializado en contratos financieros o derecho comercial pudo haberlo asesorado sobre cómo proceder sin cometer un delito.
5. Reclamo ante el Departamento de Regulación de Vehículos de Florida
- Si creía que el comprador actuó de mala fe o que la financiera lo perjudicaba, pudo haber presentado una queja ante las autoridades estatales.
Hadad eligió la peor opción: el uso de la fuerza y la intimidación con un arma. No solo se expuso a 15 años de prisión, sino que terminó con una condena federal y su negocio cerrado para siempre.
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