Ni Germán ni Eduardo pudieron ir a Angola en el año 2002 y 2006, respectivamente. Ambos fueron colaborantes cubanos «en su momento»; queridos esa vez, una vez, por muchas personas. Años después fueron rechazados por las mismas autoridades angolanas.
A ambos le negaron la VISA para viajar a Angola 20 años después de haber estado allí, de haber expuesto su vida al peligro como colaborantes cubanos. No fueron combatientes, pero tenían un fusil al lado de la cama. O cerca.
A Germán le dijeron que no contaba con los fondos para el viaje. A Eduardo que era un posible inmigrante. Germán iba, invitado, por un angolano al que él le salvó la vida. Eduardo tenía un contrato de trabajo «medio resuelto».
«Fue mi curioso,» me contó Eduardo en el año 2008. Cuando me llevaron para Angola, como colaborante, practicamente me fueron a buscar a la casa y me montaron en un avión.
En ellos pienso – uno ex vecino, otro ex colega de trabajo – cuando escucho (leo) el testimonio de otro de esos colaborantes cubanos.
Se trata de una doctora cubana que ofreció declaraciones a Cibercuba Noticias donde afirma sentirse «traicionada» en Italia.
La doctora fue parte de la brigada médica que viajó a Italia a combatir el brote de coronavirus en la región de Lombardía. Ahora, meses después regresó, con visa de turismo y ha sentido una bofetada.
Primero fue querida y venerada. Ahora, todo lo contrario.
«Llegué a Italia con mis vacunas puestas contra el COVID, además del PCR negativo, y ahora resuelta que pasaré mis vacaciones encerrada porque Italia no reconoce las vacunas de Cuba y al no tener el green pass, no puedo ni visitar restaurantes, ni servicios públicos», cuestionó la doctora.
¿Cómo pasó una cosa y la otra? Italia reconocía hace un año «la medicina cubana» y ahora, ¿no reconoce sus vacunas?
Luce a todas luces raros pero es así. La doctora se siente traicionada, tanto como en su momento se sintieron Eduardo o Germán, los colaborantes cubanos que viajaron a Angola durante la guerra o la reconstrucción de ese país africano – no puedo precisar – y ahora, años después, sienten que son rechazados.
«¿Italia está cerrando las puertas al turismo extracomunitario o los cubanos somos tan irreconocibles?», se cuestionó la doctora, en una misiva enviada a la redacción de Cibercuba Noticias.
Otro ex vecino, allá en Cuba, me pide que no me asombre. Expresa que la mayoría de los combatientes cubanos que fueron a Angola y que tuvieron la inmensa dicha de regresar vivos y la gran suerte de aún estar vivos, «casi todos son unos viejos que viven en la miseria,» pues ni el salario de la jubilación, ni los beneficios por ser ex combatientes de la Revolución le sirven de mucho a la hora de alimentarse o encontrar una medicina.
Ariel me recuerda el caso de Dinaldo, combatiente también en Angola, uno de esos colaborantes cubanos que fue un día, a la Asociación de Combatientes a celebrar no sabe bien cual aniversario, y le dieron «un vasito de cerveza y un pan con mortadella».
«El ron que tomaron allí, ese día, lo tuvieron que comprar en el Palante, ¿no te acuerdas?,» responde vía telefónica, cuando lo llamé y le pregunté si Germán, aún estaba vivo.
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