El oficialismo cubano lleva años tratando de encontrar un modelo de periodismo que valga cuatro centavos y no lo ha logrado. Carla Colomé Santiago y El Estornudo le han dado en una semana pruebas de cómo debe ser ese periodismo si es que aspira a premios y reconocimientos internacionales. Debe ser libre.
El premio Vargas Llosa 2021 recibido por la cubana, sin embargo, es más que un premio al periodismo y al periodismo libre. El oficialismo cubano debería tomar nota de lo qué y cómo escribe Carla Colomé.
O de lo qué y cómo escribe Mario Luis Reyes, autor del artículo en la revista El Estornudo que ha revuelto todos los interiores del Ministerio de Cultura en la isla y en no pocos organismos e instituciones.
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O de lo qué y cómo escribe Mónica Baró Sánchez, también escritora y periodista, una de las plumas más brillantes de la generación actual de periodistas cubanos; ganadora en el año 2019 del Premio Internacional de Periodismo Gabriel García Márquez.
O de lo qué escribe Jorge Carrasco, ganador también de ese premio, y en algún momento escritor en El Estornudo.
O de lo qué escribe y cómo, Carlos Manuel Álvarez, gestor de El Estornudo,y ganador de más de un premio en sus andanzas a caballo entre México, Cuba, Estados Unidos y otros países del planeta.
Resumiendo: cualquiera de estos jóvenes puede enseñarle perfectamente a la Unión de Periodistas de Cuba, UPEC, cómo es que debe ser un periodista o cómo debe de escribir para ser leído, referenciado y premiado.
Básicamente se resume en eso: en escribir de manera LIBRE. Mientras el periodismo cubano oficial continúe siendo manejado por el Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, único partido permitido en la isla; mientras desde la silla de Rogelio Polanco, Enrique Villuendas, Fernando León Jacomino y otros pejes decisores y censores de cuánto, qué y cómo se publica en la prensa cubana, aparecerán destellos a lo Saylí Sosa y Katia Sibera en Ciego de Ávila.
El resto será puro panfleto. Y consignas.
Tal vez la mejor definición de lo sucedido y lo que sucede con el periodismo que practica Carla Colomé y el resto de los periodistas independientes cubanos, varios de ellos agrupados en otras revistas también independientes, lo expresó Carlos Manuel Álvarez al reseñar el premio recibido por Carla Colomé de quien dice «lo merece» porque «es un pedazo de periodista con una sensibilidad única.»
O mejor aún, cuando expresa y «justifica» el premio recibido por Carla Colomé.
«Nos han interrogado, nos han intimidado, hemos trabajado sin amparo legal alguno, nos han exiliado, nos han amenazado, nos han detenido y secuestrado, han intentado separarnos, hemos sufrido bajas sensibles, el año pasado, especialmente, la Seguridad del Estado nos fue encima con todo y sobrevivimos, estamos a punto de cumplir seis años y hace apenas unos días publicamos el reportaje más importante del medio en su historia.
En este tiempo, hemos ganado el premio Gabo, el Vargas Llosa, el Quijote Rey de España, y mención en el Ortega y Gasset.
Hicimos, de manera sostenida, crónica en Cuba, algo que cuando estudiábamos no creíamos que se pudiera hacer. Hemos ayudado a meter la realidad cubana en el mapa de la lengua (…)»
Carla Colomé ya había entrado, en el mapa de la lengua cuando en agosto 14 del año 2013 escribió su primer artículo para la prensa independiente: Sitio Yera.
Desde entonces grabo en mi memoria las palabras que vía chat me escribiera el propio Carlos Manuel: «Lee esto y dime».
Al responderle de vuelta y preguntarle «quién había escrito eso» y «quién era Carla Colomé», no me dijo que era su novia. Apenas se limitó a preguntar:
«Pedazo de artículo, ¿eh?»
