Un video compartido en redes sociales ha encendido la polémica en Cuba: un camión retrocede violentamente contra una guagua de turismo en plena calle de Cárdenas, Matanzas. Las imágenes, que podrían parecer parte del rodaje de una escena de acción, no tienen nada de ficción. Es la vida real en un país donde la violencia se normaliza, se justifica y, en algunos casos, hasta se aplaude.
El video muestra cómo el conductor del camión, aparentemente involucrado en una riña previa con el chofer de la guagua, embiste una y otra vez el vehículo repleto de pasajeros.
Lo más preocupante no es solo la actitud agresiva del hombre al volante, sino el tono de quien graba la escena: entre risas, lo incita a seguir con frases como “¡calienta esa pinga!”. Como si dañar una guagua de turismo fuera una competencia o un acto heroico.
Según testigos, todo comenzó cuando el chofer de la guagua agredió al de la escatolina (camión) junto a dos acompañantes armados con bates. Esa violencia inicial fue respondida con más violencia, esta vez poniendo en riesgo la vida de inocentes. En redes, muchos defienden al chofer del camión alegando que solo reaccionó ante un intento de linchamiento. Otros, con más sensatez, recuerdan que nada justifica convertir un vehículo de tonelada y media en un ariete, mucho menos con personas dentro del otro.
Los comentarios en el video no tienen desperdicio: “Así lo provocarían”, “Menos mal que alguien con pantalones reaccionó”, “Estamos enfermos como sociedad”. Mientras algunos exigen sanciones para los agresores de los bates, otros justifican el atentado al transporte público. Y hay quienes todavía creen que “ojo por ojo” sigue siendo justicia.
El caso ya se investiga, aunque muchos temen que haya impunidad, sobre todo porque uno de los implicados en la agresión inicial tendría conexiones “en la cúpula”, según usuarios del grupo “Accidentes Buses & Camiones”.
Lo que quedó claro es que Cárdenas no fue set de Hollywood, pero sí escenario de un lamentable episodio de salvajismo. Porque en Cuba, cada vez más, la violencia no se reprime, se viraliza.
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