El Sistema Eléctrico Nacional de Cuba volvió a colapsar en la madrugada de este miércoles y dejó a oscuras a La Habana y buena parte del occidente del país. Según informó la agencia Reuters, citando a la prensa estatal y a testigos, la avería se extendió desde la provincia de Pinar del Río, en el extremo más occidental, hasta la ciudad de Cienfuegos, en el centro–sur de la isla, señaló la agencia Reuters.
El apagón comenzó en horas de la madrugada y sorprendió a la capital con todo su malecón y buena parte de sus barrios residenciales sin una sola luz, salvo algunos hoteles y edificios con plantas propias. En redes sociales, residentes de provincias como Artemisa, Mayabeque y Matanzas reportaron también cortes prolongados, mientras la Unión Eléctrica guardaba silencio o se limitaba a hablar de “fallas en la transmisión” sin aportar detalles.
Este nuevo desplome del SEN llega menos de tres meses después del gran apagón nacional del 10 de septiembre, cuando la red eléctrica colapsó por completo por cuarta vez en menos de un año, dejando al país a oscuras y obligando a un restablecimiento gradual del servicio durante casi dos días. En marzo, otra avería en una subestación de La Habana había provocado cortes masivos que afectaron a unos 10 millones de personas.
Los expertos consultados por agencias internacionales coinciden en que la raíz del problema está en el grave deterioro de las termoeléctricas, muchas de ellas con más de cuatro décadas de explotación, y en la caída de los envíos de combustible desde aliados como Venezuela y Rusia. Reuters recuerda que el país arrastra una crisis energética estructural, con plantas obsoletas, falta de piezas de repuesto y un déficit crónico de fuel que se traduce en apagones diarios de varias horas para gran parte de la población.
Mientras el gobierno culpa al embargo estadounidense y a las “dificultades financieras” para adquirir combustible y tecnología, las estadísticas de los últimos dos años muestran otra realidad: una red que se cae una y otra vez, apagones que alcanzan hasta la mitad e incluso la totalidad del país, y estallidos de protesta en ciudades como Santiago de Cuba cuando la combinación de falta de luz, agua y alimentos se vuelve insoportable.
En esta ocasión, aún no está claro cuánto tiempo tomará restablecer por completo el servicio. Sí está claro el patrón: cada nuevo colapso del SEN confirma que el sistema eléctrico cubano no solo está en crisis, sino que se ha convertido en uno de los símbolos más visibles del derrumbe económico general de la isla.
