Decenas de botes utilizados por los balseros cubanos conforman actualmente una especie de galería al aire libre en numerosos lugares de los Cayos de la Florida. Algunos están en la costa, otros en calles aledañas. Otros tantos en el mar.
Fotógrafos del diario Miami Herald – y su afiliado en español, El Nuevo Herald – publicaron imágenes donde se muestran varias de estas embarcaciones utilizadas por los cubanos para escapar de la isla – Cuba – en búsqueda de la libertad.
Destaca en las embarcaciones que la inmensa mayoría, por no decir todas, están elaboradas artesanalmente, utilizando materiales reciclables tales como madera, planchas de aluminio, madera y trozos de poliespuma.
Más allá del testimonio doloroso – con independencia de la felicidad que para algunos balseros significó haber llegado a la Florida a bordo de esas embarcaciones en las peligrosas travesías – esto representa un problema para el estado de la Florida, y para el condado de Monroe, donde se encuentran varadas las mayorías de estas embarcaciones.
El estado de la Florida tiene que pagar ahora retirar los barcos de balseros abandonados, y el monto a pagar no es lo que pudiera costar, por utilizar un ejemplo más cercano a la realidad, llamar una grúa para que nos remolque el auto averiado.
Una investigación hecha por la reportera Karen Hensel, del canal de noticias 7News se enfocó en la siguiente pregunta: ¿Quién es responsable de retirar los botes de balseros abandonados en propiedad privada?
Sí, porque hay botes como este, que están frente a una propiedad privada.
Así describe el problema la pareja conformada por Sue Bartkus y Jack Bartkus. Ellos debieron pagar $2500 dólares para que les removieran un bote utilizado por balseros cubanos que terminó en su propiedad.
Jack Bartkus: “La policía me dijo que pensaban que habría unas 20 personas que viajaban en este barco desde Cuba, y las detuvieron y no hicieron nada con el barco. Lo dejaron aquí y simplemente lo desecharon, así que se convirtió en mi problema”.
Y es que según los funcionarios de Key Colony Beach, lugar donde han desembarcado cientos de balseros cubanos «si alguna embarcación termina en su propiedad privada [se] convierte en su problema. Este estado de derecho es inconveniente y un poco costoso, pero es la ley”.
Así se lo hicieron saber a los residentes del área en una carta que les fue enviada en diciembre.
Para Bartkus esto «es injusto.»
«Totalmente injusto, pero por supuesto, ahora el costo de todo esto es mío”. Su esposa añade:
“Es una situación muy frustrante”.
Sin embargo, afortunadamente para ellos, luego de que la investigación saliera al aire, el día después,
la pareja recibió una llamada de funcionarios estatales y luego un cheque de la compañía de remolques. La línea de la nota dice: «reembolsado por el estado».
“Apareció el dueño, me entregó un cheque por $2500 y me dijo: ‘No sé cómo hizo esto, pero felicitaciones’, y yo solo dije: ‘Gracias, gobernador DeSantis’”, dijo Jack Bartkus.
Y es que el gobernador, mediante una orden ejecutiva dictaminó que los propietarios “no son responsables” de las embarcaciones de migrantes abandonadas. Será el estado quien las retirará de forma gratuita.
“Hay embarcaciones en todas partes, en la propiedad de las personas y alrededor. Vamos a despachar las embarcaciones sin cargo para esos residentes porque no fue su culpa. Tal vez le enviemos la factura a Biden. Ya veremos,» dijo el jueves el gobernador DeSantis.
Y no es este un problema ya resuelto. Todavía, a pesar de las alertas con relación a la CERO AYUDA para los balseros que se aventuren a continuar intentando llegar a los EE.UU.; a pesar de las amenazas de deportación expeditas, continúan llegando balseros cubanos a las costas de la Florida.
O al menos continúan intentándolo. Todavía se habla de «salir a pescar» o de «hacer un proyecto». Todavía hay quien pregunta por vuelos a Nicaragua.
La orden «parece dada». Es una solución salomónica, pero es una solución: si logras entrar y permanecer escondido un año y un día, puedes «ajustarte».
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