La querida actriz cubana Nieves Riovalles, uno de los rostros más conocidos de la televisión nacional, reveló que su mayor miedo es perder la vista, luego de que los médicos le diagnosticaran un glaucoma avanzado con pronóstico de ceguera.
“Estuve malita después de que me contagié con la covid-19, enviudé hace un año y no puedo leer mucho porque tengo un glaucoma avanzado con pronóstico de ceguera”, dijo en una entrevista con el portal Cubadebate publicada este miércoles.
Cuando le preguntaron cuál era su mayor miedo en la vida, Nieves Riovalles respondió tajante: “No le temo a la soledad. Tengo miedo de quedarme ciega o a caer en una cama durante mucho tiempo antes de fallecer”.
La actriz, de 77 años, confesó que lleva años amigándose con la muerte. “Me toca y hay que aceptarla de una manera tranquila y sana”, agregó, al tiempo que lamentaba que, a su edad, ya se había quedado “sin cosas que hacer”.
“Lo que hago es ver películas en la casa porque los cines me quedan lejos. Cocinar cuando tengo ganas. Limpiar y el resto de las tareas domésticas son una matraca. Lo hago porque hay que hacerlo”, comentó.
Entre otras confesiones, Nieves Riovalles recordó su infancia y la relación que tenía con sus padres. “Soy hija única en una familia pobre. No era perfecta, pero me adoraban. Me tocó la madre más cariñosa del mundo y mi papá, aunque era alcohólico, también me amó. He tenido que aprender a sobrevivir”, dijo.
Nieves Riovalles explicó que no proviene de una familia relacionada con las artes, pero desde adolescente amaba el ballet. Sin embargo, su madre no la dejó seguir su sueño en un primer momento porque quería que estudiara.
Pero ella comenzó a bailar por su cuenta a los 16 años. Ingresó a un grupo de aficionados y después la escogieron para trabajar como profesional. Su madre finalmente aceptó.
“Trabajé, le di el gusto de estudiar y me gradué de licenciada en la Universidad de La Habana en Lengua y Literatura Hispánica”.
Nieves también ama viajar y eso lo dejó claro: “Cuando tenía 10 o 12 años llegue a la conclusión por mí misma de que el ser humano tiene derecho a todo lo que ha inventado otro ser humano. Puedes adquirirlo o no, pero el derecho no te lo puede quitar nadie”.
“El mundo está ahí y me pertenece. No me gusta saber que uno se muere sin conocer más de las tres cuartas partes del orbe. He viajado mucho; he ido a trece países por mi trabajo, pero me falta todo el Medio Oriente, la India, Egipto y sé que no voy a poder ir”.
Cuando le preguntaron cuál era su mayor sueño, respondió: “Viajar y vivir en un penthouse más alto que este, desde donde se pueda ver el mar. Además, hacer el cine con el personaje que me gusta y sé que puedo lograr”.
