A pesar de iniciativas culturales como la reciente visita de 18 dobles de Ernest Hemingway a La Habana, quienes recorrieron lugares emblemáticos asociados al célebre escritor estadounidense, el sector turístico cubano enfrenta desafíos significativos. La industria no ha logrado recuperar los niveles de afluencia previos a la pandemia de COVID-19, situación que podría agravarse con la inminente asunción de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
En 2019, Cuba recibió aproximadamente 4,2 millones de visitantes internacionales. Sin embargo, en 2023, la cifra descendió a 2,4 millones, y en 2024, hasta octubre, apenas alcanzó 1,7 millones de turistas, dice RFI.
Esta tendencia contrasta con la de otros destinos caribeños como Punta Cana, en República Dominicana, y Cancún, en México, que han superado sus cifras de visitantes previas a la pandemia, registrando máximos históricos.
La situación se complica aún más con la reelección de Donald Trump y la designación de Marco Rubio como secretario de Estado. Ambos han mantenido posturas críticas hacia el gobierno cubano, lo que sugiere la posibilidad de un endurecimiento de las políticas estadounidenses hacia la isla. Durante su anterior mandato, Trump impuso restricciones que afectaron directamente al turismo, como la limitación de viajes y el fortalecimiento del embargo, señala BBC.
La expectativa es que estas medidas se mantengan o incluso se intensifiquen, lo que podría disuadir aún más a los potenciales visitantes.
Además, la infraestructura turística cubana enfrenta retos internos. A pesar de la disminución en el número de turistas, el gobierno ha incrementado en un 112% la inversión en hoteles y restaurantes durante el primer semestre de 2024.
Sin embargo, esta estrategia ha sido cuestionada por expertos, quienes señalan que la calidad de los servicios ha disminuido en comparación con otros destinos caribeños. La falta de servicios eléctricos estables y la salida de operadores turísticos, como Sunwings Vacations Group, que retiró 26 hoteles de su portafolio en Cuba tras apagones prolongados, han mermado la confianza de los turistas.
En contraste, destinos como Punta Cana y Cancún han fortalecido su infraestructura y calidad de servicios, atrayendo a turistas que buscan experiencias más confiables y placenteras. La competencia en el Caribe es feroz, y Cuba parece estar rezagada en esta carrera por captar visitantes internacionales.
La combinación de factores externos, como las políticas estadounidenses, y problemas internos, como la inestabilidad en los servicios básicos y la cuestionable estrategia de inversión, plantea un panorama desafiante para el turismo en Cuba.
Sin cambios significativos en estas áreas, la isla corre el riesgo de perder relevancia como destino turístico en la región, afectando no solo a su economía, sino también a la percepción internacional de su capacidad para ofrecer experiencias de calidad a los visitantes.
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