A solo semanas – pudiera decirse – de dos evasiones que pusieron en entredicho la seguridad penitenciaria en Cuba, nuevas denuncias ciudadanas apuntan a otro caso de fuga, esta vez en la capital. Los miembros de la PNR y el MININT (en este texto aludiremos como referencia a los primeros), integrantes ambos de la autodenominada «5ta mejor policía del mundo», han hecho gala otra vez de su ineficiencia.
Perfiles en redes sociales identificaron al hombre fugado como Yismel (o Yusmel) Pozo, señalado de haber agredido sexualmente a dos menores en los municipios de 10 de Octubre y Arroyo Naranjo los días 18 y 26 de septiembre. Según esas publicaciones, vecinos llegaron a retenerlo, pero el sospechoso terminó escapando luego del control policial y desde entonces estaría prófugo.
Diversas versiones sobre lo sucedido circulan principalmente en Instagram y Facebook. En ellas se difunden fotografías del presunto agresor y llamados a compartir la información para acotar su paradero.
En los comentarios, la indignación se mezcla con dudas sobre el proceder oficial: algunos usuarios preguntan cómo pudo fugarse después de haber sido retenido por vecinos, y otros insinúan un manejo laxo de la detención. Por ahora no existe un parte público del Ministerio del Interior que confirme la identidad del buscado ni los detalles de la evasión, por lo que, hasta que haya un pronunciamiento formal, los datos deben tomarse como información en desarrollo basada en reportes de terceros.
Este episodio llega en un clima de desconfianza tras las fugas de presos “de alta peligrosidad” reportadas a fines de agosto en la prisión de Canaleta (Ciego de Ávila), y la evasión de un recluso acusado de asesinato en Manzanillo (Granma), recapturado a inicios de septiembre.
Aquellos casos, ampliamente reseñados por medios independientes, reavivaron el debate sobre controles, custodias extramuros y protocolos de reacción. En Canaleta, dos condenados por homicidio y asesinato estuvieron varios días en fuga antes de ser capturados; en Granma, el interno se escapó durante labores agrícolas y fue detenido tras un operativo apoyado por la ciudadanía, según reportó el canal AmericaTeve.
La etiqueta de “quinta mejor policía del mundo”, que el oficialismo esgrime en campañas de propaganda, contrasta con las quejas vecinales y con la repetición de incidentes que, al menos en la esfera pública, dejan huecos por explicar: ¿cómo se ejecutan las detenciones iniciales?, ¿quién asume la custodia cuando hay retención por “arresto ciudadano”?, ¿qué protocolos se activan para evitar nuevas fugas? Sin respuestas oficiales, las redes sociales han ocupado el terreno con avisos de “se busca” y mapas informales de avistamientos, útiles para la presión comunitaria pero también propensos a errores de identificación.
Otros fallos obscenos de «la 5ta mejor policía del mundo»
Los fallos de la 5ta mejor policía del mundo son más notorios y obscenos en los casos que involucra a una denunciante mujer, que denuncia a su marido o ex marido. Algunas de ellas se han convertido, horas después de su denuncia, en víctimas.
El ejemplo más reciente es el de Yamila Zayas Toledo, en Torriente, Matanzas. El 25 de septiembre acudió a la PNR a señalar a su agresor. Al día siguiente, 26 de septiembre, la asesinaron en su propia casa. La hija menor fue testigo del crimen. La policía, ocupada en mantener el ranking internacional con que se autopremia, no activó ni una medida de protección. El parte de la tragedia lo dieron después las plataformas feministas, no la institución encargada de “proteger y servir”.
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En Holguín, Milagros Batista Estévez, de 56 años, también había denunciado varias veces a su expareja. La última llamada a la PNR la hizo pocas horas antes de morir asesinada en agosto de 2025. La prensa independiente lo resumió con una frase que quema: “Ni las denuncias previas, ni la llamada hecha a la PNR evitaron su muerte” . El guion se repite: denuncias que caen en oídos sordos de los llamados por el régimen «Héroes de Azul»; mujeres que terminan siendo cifras en el conteo de feminicidios, y un cuerpo policial que apenas aparece para custodiar el levantamiento del cadáver.
Otro caso similar, donde «la 5ta mejor policía del mundo» se tomó a «habladurías de exmarido celoso», es el de Misleidis Díaz, residente en el poblado de Herradura, Consolación del Sur (Pinar del Río). Según se conoce, cuatro días antes ella había denunciado a su expareja en la PNR por amenazas; no le levantaron ni un acta. La mañana del 19 de diciembre de 2023, mientras llevaba a uno de sus hijos a la escuela, el agresor la interceptó en el camino y la mató a machetazos delante del menor; luego él se quitó la vida.
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En Camagüey, un agresor que amenazó con matar a su pareja fue detenido… y salió de la unidad con una multa de 500 pesos cubanos. Una tía de la víctima lo describió con la crudeza de quien sabe que habla en serio: “La vida de una mujer en Cuba vale menos que un litro de aceite” . En Santiago de Cuba, algunos de los feminicidios de este año también han tenido ese mismo libreto: la víctima denuncia, pero la PNR no hace nada, y luego la denunciante termina asesinada.
El caso más brutal como postal de la impunidad y de la ineficiencia de «la 5ta mejor policía del mundo», es el de Leidy Bacallao, una adolescente cubana de apenas 17 años que fue asesinada en 2023, en Camagüey. Había corrido a refugiarse en una unidad policial, y allí mismo su expareja la sacó por la fuerza y la mató delante de los oficiales a machetazos. “La dejaron matar”, dijo su padre poco tiempo después.
Pero nada de eso resta brillo al eslogan oficial: Cuba tiene la “quinta mejor policía del mundo”. Una policía que se especializa en la inacción preventiva, capaz de competir por el oro olímpico en dejar morir a las mujeres que acuden a ella en busca de protección.
