La noche del domingo dejó dos estampas de horror en el mapa de la violencia de género en Cuba y un mismo reclamo que atraviesa provincias y familias: protección real y justicia para las mujeres.
En Falla, municipio Chambas, Ciego de Ávila, la maestra Miriela Mesa Hernández fue asesinada presuntamente por su expareja, identificada por vecinos como Iosvany Noa. Ocurrió, según testimonios, sobre las 7:30 p. m.
Amigos y familiares describen a Miriela como una mujer trabajadora y querida en la escuela primaria Carlos Manuel de Céspedes. También recuerdan que la relación había terminado cuatro meses atrás y que desde entonces ella era acosada en redes y en público. Días antes del crimen, relatan, el agresor habría irrumpido en una vivienda tirando piedras y mostrando un cuchillo.
Pese a esas señales, no hubo medidas preventivas, lo cual demuestra una vez más a las claras que las medidas y sloganes que el régimen y sus organismos cacarean en defensa de la mujer cubana, son vacías e ineficientes. Hoy Falla vela a una educadora y una niña queda huérfana, mientras el presunto agresor sigue sin responder ante la justicia.
Casi en paralelo, en Guáimaro, Camagüey, Deisi Peña Jiménez y su madre fueron atacadas a machetazos durante un apagón. Vecinos señalan a Rogelio Robles, expareja de Deisi, como responsable del asalto.
Las dos mujeres fueron trasladadas a Las Tunas en estado crítico; fuentes cercanas hablan de paros cardíacos y de una estabilización frágil. Los hijos de Deisi, uno mayor de edad y otro menor, presenciaron la escena. La comunidad reaccionó de inmediato: algunos corrieron a socorrer a las víctimas y lograron detener al agresor para entregarlo a las autoridades.
Este hecho, también fue dado a conocer por Niover Licea y replicado por páginas independientes como La Tijera.
En ambos hechos se repite un patrón: rupturas recientes, acoso previo, advertencias públicas, denuncias de inacción y comunidades que, a falta de respuestas estatales, se organizan para auxiliar y pedir justicia.
En las redes, familiares y vecinos de Miriela y Deisi exigen que se actúe con celeridad, que se investigue con rigor y que se proteja a las víctimas desde la primera amenaza. Vuelven también las demandas de una ley integral contra la violencia de género que establezca rutas claras de prevención, amparo y sanción. Entre mensajes de pésame aparecen voces que piden penas máximas, otras que recuerdan que nada repara la pérdida, y muchas que urgen a creerle a las mujeres a tiempo.
