La comunidad cubana está de luto tras el fallecimiento de Lisandra Maceo García, una joven madre de 26 años que luchó por su vida durante tres meses luego de sufrir complicaciones críticas durante el parto. Su partida ha dejado un vacío irreparable y puso en evidencia profundas carencias en el sistema de salud y viviendas en la isla.
Según se reportó desde Cuba, Lisandra cayó en estado vegetativo tras un paro respiratorio de 35 minutos, ocurrido 21 días después de dar a luz, lo que le ocasionó daños cerebrales irreversibles. Dependía de una traqueotomía para respirar y de alimentación por sonda gástrica. Aunque recibió el alta, no pudo regresar a su hogar familiar, que era una vivienda de madera con piso de tierra, expuesta a graves riesgos de infecciones.
Durante este difícil periodo, familiares, vecinos y personal médico organizaron campañas solidarias para recaudar fondos y mejorar sus condiciones de vida, en especial para garantizar un techo seguro para ella y sus dos hijos —una niña de siete años y un bebé de apenas tres meses. La comunidad cubana, tanto local como en la diáspora, se movilizó y aportó donaciones por valor de 1,830 USD, destinadas a buscar un hogar digno para los niños.
Este sábado, Lisandra falleció y ha sido despedida en redes sociales como una «guerrera», con mensajes cargados de dolor: “Solo te pedimos que cuides siempre a tus pequeños”, escribió un familiar, mientras otros expresaron: “Gloria eterna para ti, Lisandra… fuiste una guerrera”.
Yoelkis Reyes Verdecia expresó que la muerte de Lisandra ha sido una noticia devastadora para él, porque la consideraba como una madre y amiga muy cercana. Lamentó que sus dos hijos, una niña pequeña y un bebé recién nacido, quedaran sin el calor y los cuidados de su madre. Recordó con cariño las palabras y muestras de afecto que ella solía dedicarle, asegurando que llevará esos recuerdos en el corazón para siempre. Cerró su mensaje despidiéndola con dolor y afecto, llamándola “puti”, como ella le decía, y deseándole descanso eterno en la gloria de Dios.
La tragedia de Lisandra trasciende lo personal: se ha convertido en un símbolo del abandono que enfrentan muchas madres vulnerables en Cuba. Su historia refleja la fragilidad del sistema médico y habitacional ante emergencias obstétricas. El drama puso el foco en la urgencia de mejorar las políticas de salud materna, la atención postparto y las condiciones de vivienda.
La comunidad cubana despide con dolor a una joven que apenas comenzaba su vida, su memoria persiste en la solidaridad que desató y en el llamado a no ignorar más a quienes viven al borde.
Familiares y amigos despiden a otras dos mujeres cubanas fallecidas en la isla
El dolor no se detiene en un solo caso. En La Habana, familiares y amistades lloran la partida de Olgalidia, una mujer que fue hallada sin vida en el baño de su casa. Sus allegados la recuerdan como alguien trabajadora y fuerte, que pasó sus últimos años en soledad. “No importa cuánto tiempo pase, tu recuerdo seguirá vivo en nuestros corazones”, escribió su amiga Maritza López, mientras otros la describieron como “una guerrera de la vida” cuyo esfuerzo silencioso marcó a todos los que la conocieron.
Al mismo tiempo, otra familia cubana enfrenta la tristeza por la pérdida de Bárbara, recordada con ternura por sus nietos, hijos y esposo. En las redes sociales, su nuera compartió un mensaje que resume el dolor: “No solo fuiste la abuela de mis niños; para mí eras y serás siempre familia. Siempre estarás en nuestros corazones”. Los comentarios de amigos y vecinos coincidieron en destacar su bondad y el cariño con que trataba a todos.
Tres mujeres, tres historias distintas y un mismo sentimiento de orfandad colectiva: la muerte de Lisandra, Olgalidia y Bárbara ha dejado cicatrices profundas en sus comunidades. En medio de la precariedad cotidiana, la memoria de estas vidas interrumpidas se convierte en un recordatorio de cuán frágil es la existencia y de la necesidad urgente de fortalecer el acompañamiento social y humano a quienes atraviesan momentos de vulnerabilidad.
