Desde la ciudad del sol, donde el ritmo de Miami late al compás del reguetón y las luces de los escenarios nunca se apagan, Seidy La Niña dejó escapar un suspiro nostálgico que pronto encendió las redes. Con una serie de postales del malecón habanero como telón de fondo, la artista cubana, radicada en Estados Unidos desde 1999, sembró la ilusión entre sus seguidores: “Extrañando Cuba, pronto regresaré”.
La imagen, tomada hace algunos años en la capital cubana, muestra a Seidy posando con el mar Caribe y el faro del Castillo del Morro a sus espaldas. Pero más allá del paisaje, lo que capturó la atención fue la promesa implícita: el posible regreso de una estrella a sus raíces. “Ese día será una locura”, comentó una fan emocionada. Otros pidieron a coro un concierto en la isla: “Queremos disfrutarte en vivo, darle una alegría a los que te seguimos desde este ladito”.
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Aunque emigró cuando tenía apenas 5 años, el vínculo emocional de Seidy con Cuba nunca se cortó. Oriunda del humilde municipio de El Cotorro, la cantante y bailarina ha expresado en múltiples ocasiones su deseo de reencontrarse con su gente. En 2023, aseguró que la mayoría de su audiencia proviene de la isla, y que cantar en Cuba sería para ella un acto de amor: “Nada se siente tan gratificante como cantarle a tu pueblo”, confesó.
A sus 31 años, la artista no es ajena a las controversias. En más de una ocasión ha tenido que defender su derecho a visitar la isla. “Voy a ir a ver a mis abuelos, a mis tíos, a mi tierra, cuantas veces me dé la gana”, respondió con firmeza a quienes cuestionan su posición. Su frase, cargada de identidad, deja una pregunta en el aire: ¿cuánto pesa la política frente al deseo legítimo de volver a casa?
En un mundo donde la diáspora cubana se debate entre el amor y el reproche hacia su país de origen, Seidy La Niña encarna la voz de una generación que busca reconciliarse con sus raíces sin dejar de ser libre. Su anhelo de cantar en la isla es, quizás, el reflejo de una Cuba posible: la que acoge sin juzgar.
