Yare Santana descubrió desde pequeña que la actuación era la vía para serlo todo: maestra, doctora, astronauta… y, por qué no, artista. Esa pasión tomó forma cuando participó en una compañía teatral infantil en Cuba. A los 15 años ingresó en la Escuela Nacional de Arte (ENA) de La Habana, y tras graduarse, comenzó a trabajar como profesora de actuación en esa misma institución. También condujo un programa juvenil en su provincia, Matanzas, mientras estudiaba, y participó en telenovelas como Santa María del Porvenir y Cuando el amor no alcanza.
Pero su destino era más amplio: luego de una etapa intensa en la televisión cubana, se trasladó a México, donde su madre se había establecido. Aunque su adaptación no fue fácil —confiesa que llegó con un acento “cubano hiper marcado”—, ingresó al Centro de Educación Artística de Televisa (CEA) y se formó durante meses con un coach vocal que la ayudó a desarrollar un acento neutro. Años después, lo agradece: “Trabajamos consonante por consonante”, dice.
El reconocimiento internacional llegó primero con Como caídos del cielo (Netflix, 2019), donde interpretó a la nieta de Pedro Infante, y luego con su papel de Gaby Reyes Elizondo en la segunda temporada de Pasión de Gavilanes (Telemundo). Su actuación fue celebrada incluso por fanáticos en redes sociales, quienes llegaron a llamarla “la salvadora” de la telenovela. En una escena clave, junto a Natasha Klauss y Michel Brown, su presencia generó un pico de audiencia que marcó un antes y un después en la trama.
Más tarde, rompió moldes con su participación en Mujeres Asesinas, interpretando a “Diana, la ejecutiva”, un papel intenso y oscuro que, según ella, implicó un profundo proceso emocional: “Me lo pensé un microsegundo… y dije que sí. Estas historias merecen ser contadas”, aseguró.
En una reciente entrevista, Yare compartió aspectos más íntimos de su trayectoria. Reveló que aún trabaja inseguridades como el miedo escénico al cantar, pese a haberlo hecho en la película Como caídos del cielo. Admite también haber enfrentado el “síndrome del impostor” en producciones grandes como Y llegaron de noche, donde actuó junto a Eugenio Derbez.
Sin embargo, ha aprendido a enfocarse en el presente y a disfrutar el proceso creativo: “El rodaje, los ensayos, conocer al elenco… eso es lo que más me nutre”. Entre sus criterios para elegir un proyecto destacan el guion, el reto actoral y la armonía del equipo: “Hasta ahora he tenido mucha suerte en ese sentido. Siempre he trabajado con equipos increíbles”.
Su más reciente participación es en la serie Ahora que no estás, estrenada en Prime Video. El proyecto gira en torno a un viudo que, tras la muerte de su esposa, recibe una carta con cinco nombres de mujeres que podría conocer para rehacer su vida. Yare destaca que la serie la conectó profundamente con temas como el duelo y la búsqueda de sentido tras una pérdida: “Yo perdí a mi abuela hace unos años, y el proceso de esta serie me tocó personalmente”.
Además, valora que México haya sido ese trampolín que tantos actores latinos necesitan. Aunque reconoce que la industria aún es competitiva, siente que hay más apertura que antes y más plataformas donde mostrar el talento. “Hay castings abiertos, talleres, directoras de casting dispuestas a ver nuevos perfiles. Hoy, quien está preparado y tiene algo que decir, encuentra su espacio”, afirma.
Yare Santana no ha dejado de evolucionar. Desde el videoclip Amor Bonito de Leoni Torres hasta personajes complejos en dramas internacionales, ha sabido construir una carrera basada en la disciplina, la sensibilidad y una profunda conexión con el público. “Si lo que pienso, siento y hago están alineados, duermo más tranquila”, dijo al final de la charla.
Y sin duda, va por buen camino.
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