Un video que recoge las imágenes de la llegada de un grupo de balseros cubanos a las costas de la Florida a bordo de un bote, se ha vuelto viral en las redes.
Una comparación hecha de las imágenes nos permite asegurar que esta es la misma embarcación que el pasado 30 de julio llegó a los Cayos de la Florida con 33 balseros cubanos a bordo.
Según precisó en su momento el jefe interino de la Patrulla Fronteriza en el sector de Miami, Samuel Briggs, los oficiales de ese organismo y de otras agencias asociadas atendieron al desembarco, e informaron que los 33 migrantes de Cuba fueron detenidos tras arribar a los Cayos de Florida.
“Los inmigrantes serán puestos bajo custodia federal y procesados para procedimientos de deportación”, dijo el funcionario al pie de foto de la embarcación en la que arribaron los cubanos a suelo estadounidense.
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Sin embargo, es notorio cómo en el mismo momento de la llegada de los balseros a la Florida, todos celebran la jubilosa huida de la isla comunista con gritos como «Ya estamos en la yuma ya», «Ya soy yuma pin…», desconociendo que la entrada ilegal a los EE.UU. por esta vía, puede ser motivo de deportación a pesar de haber llegado a tocar tierra, pues estos intentos de migración irregular están sujetos a sanciones legales.
El video muestra a los migrantes abrazándose, entre los que se observan varios niños, algunas mujeres y mayoritariamente todos jóvenes, del sexo masculino, gritando de alegría y agradeciendo a Dios por haberles permitido llegar sin contratiempos a EE.UU.
En todo caso la verdadera celebración radica en el haber llegado, sin haber sido interceptados por la Guardia Costera de los EE.UU.
Otra causa del júbilo está en el hecho de que a pesar del peligro, de las condiciones climáticas severas que a veces enfrentan los cubanos en embarcaciones que no están hechas para esta travesía, llegaron sanos y salvos. Incluso confiados en que, al menos por unos días, podrán escapar de las dificultades de la vida cotidiana en Cuba, la falta de alimentación, medicinas, energía eléctrica.
Incluso, aunque les impongan una orden de deportación, algunos quizás en esa embarcación confiaban en que en dos años, que pudiera ser el tiempo en que se demorarían en ser deportados, ellos podrían aportar razones de peso para que las autoridades estadounidenses les permitan quedarse en EE.UU.
