Al comentarista deportivo cubano Pavel Otero se le montó encima anoche el «espíritu del Comandante en Jefe», y con un discurso tal vez copiado de algún otro del fallecido, arremetió no contra los siete peloteros que abandonaron el equipo Cuba Sub 23, el presunto equipo «patriótico», sino contra los «mercaderes al servicio de los enemigos de la Revolución» que son, según él, los que alientan a los peloteros cubanos a que «deserten».
Las palabras de Otero bien pudieran no ser suyas, sino leídas. Escritas por el Jefe del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, el ex Director del Juventud Rebelde y ex Embajador de Cuba en Venezuela: Rogelio Polanco, otro fiel del sistema y eterno tracatán de Fidel, quien muy probablemente se haya aprendido sus discursos, o les tenga cogida la vuelta, de las tantas veces que tuvo que publicar en el diario oficialista las descargas fidelistas contra los peloteros que abandonaban las delegaciones y equipos Cuba, en el extranjero, aunque con una «sutil» diferencia a este comunicado de ahora. Cuando aquello, no les era permitido mencionar el nombre de los «desertores».
Pavel Otero no. Pavel Otero mencionó «al traidor» por su nombre, con lo cual ya notamos que «la continuidad» tiene sus «adecuaciones».
Ni Pavel ni Rogelio, ni ninguno de esos jerifaltes en el poder es capaz de reconocer que es la gloria de conquistas el Anillo de la Serie Mundial, ese que por ejemplo ostentan el Duque Hernández, José Ariel Contreras, Yuliesky Gurriel, por mencionar tres peloteros cubanos sin ir muy lejos en el tiempo, la que puede inspirar a estas jóvenes figuras a tomar la decisión de probar su talento en las Grandes Ligas.
El comentarista Otero, al parecer, no ha visto un video que circula desde el pasado mes de agosto por las redes sociales en el que aparece una muy decepcionada GLORIA OLIMPICA, el pitcher Giorvis Duvergel, el pitcher cubano que ganó desde el montículo el primer título olímpico del la pelota cubana. Donde vive Giorvis, y lo que dice, bien pudiera haber inspirado a cualquiera de esos «últimos» siete peloteros cubanos a abandonar el equipo Cuba en Obregón, México, y no los «traficantes de personas», ni los «enemigos de la revolución».
Tal vez Otero solo confundió a quién se refería cuando hablo de esos que «no les importa el futuro de esos deportistas».
Digo yo.
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