La muerte de Milagros no fue inevitable. Fue una consecuencia directa de la desprotección en la que viven muchas mujeres en Cuba. Y mientras eso no cambie, el “empoderamiento” del que habla el Estado seguirá siendo un eslogan vacío.
Según ha quedado expuesto en las redes sociales, el presunto atacante, cuyo nombre no ha salido a la palestra pública, utilizó un arma blanca y propinó varias heridas a la oficial de la PNR; luego de su acción, fue detenido. Testigos afirman que se encontraba bajo los efectos de las bebidas alcohólicas.
El incidente ocurrió en un contexto de alta tensión social en la isla, marcada por crisis económicas y restricciones crecientes a la libertad de expresión. Las sanciones solicitadas —desacato (art. 185.1), desobediencia (art. 189.1) y atentado (art. 182.1.4)— son castigos previstos originalmente para conductas mucho más graves, lo que evidencia el uso del Código Penal como herramienta de represión política.
Durante el operativo, las autoridades incautaron dosis listas para la venta y una suma considerable de dinero en efectivo. Según el informe policial, el detenido vendía "el químico" tanto a jóvenes como a adultos en la comunidad y también operaba dentro de recintos universitarios, afectando a estudiantes.
La imagen lo dice todo y que haya ocurrido en Pinar... ¡por favor! No es un chiste de pinareños. Un oficial de la PNR sostiene con solemnidad una bolsa plástica con carne cruda, mientras el afectado la recibe con una mezcla de resignación, vergüenza ajena y cara de "esto es lo que hay".
En una operación que tomó por sorpresa a los habitantes de Centro Habana, las fuerzas policiales cubanas llevaron a cabo un contundente operativo antidrogas...
El caso de Guanabacoa es solo un episodio más de una crisis alimentaria que no da tregua en Cuba, donde incluso los propios campesinos sufren las consecuencias del robo de sus animales, alimentando así el ciclo interminable del sacrificio ilegal de ganado mayor.
Mientras continúa la búsqueda del adolescente desaparecido en el Malecón, las autoridades insisten en la necesidad de evitar el baño en zonas peligrosas, aunque para muchos jóvenes sigue siendo una de las pocas opciones de esparcimiento en medio de la crisis en la isla.
Los dos casos descritos son apenas una muestra de un patrón preocupante en la respuesta institucional a la violencia de género en la Isla. Mientras algunas víctimas no logran ver a sus agresores tras las rejas, otros presuntos culpables eligen terminar sus vidas antes de enfrentar la justicia. La violencia machista sigue cobrando vidas, y la protección efectiva sigue siendo una asignatura pendiente en Cuba.