La escena en Hialeah fue, más que un simple encuentro con autos clásicos, un choque entre dos realidades: la de los almendrones que sobreviven a duras penas en Cuba y la de los clásicos restaurados que brillan en las calles de Miami.
La rotura de las gacelas es solo una parte del problema, pero su impacto en el transporte de la capital es innegable. La falta de soluciones a corto plazo y la necesidad de una mejor coordinación y gestión del servicio son urgentes, no solo para mejorar la movilidad en La Habana, sino también para aliviar la carga diaria que enfrentan los ciudadanos cubanos en su vida cotidiana.
En Ciego de Ávila son los bicitaxis; en Holguín son 25 autos particulares los que ejercen como ambulancias
Autos particulares se encuentran prestando servicio de...