La situación evidencia la contradicción profunda entre un país que abre tímidamente sus puertas al emprendimiento digital y un entorno financiero que sigue cerrado a cal y canto. Y como casi todo en Cuba, lo que debiera ser simple —cobrar por un servicio— termina siendo un viaje tortuoso, lleno de dobleces, favores y riesgos que pueden terminar costando más que el propio alquiler.
Mientras Airbnb deja en pausa sus servicios en Cuba, ahogando una fuente esencial de ingresos para miles de anfitriones privados, el régimen cubano mira...
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), perteneciente al Departamento del Tesoro de Estados Unidos, multó a Airbnb Payments por presuntas violaciones de...