Según se dio a conocer ayer por las redes sociales, numerosos activistas cubanos, buena parte de ellos pertenecientes al grupo Archipiélago, fueron citados por la Fiscalía -entiéndase, por favor, que se trata de la Seguridad del Estado- lo que al parecer, y a decir de un amigo experto en estos temas, se trata de la aplicación, al pie de la letra, del manual de represión de la guerra fría.
El hecho no es casual. La Seguridad del Estado busca por todas las vías amedrentar y tener a su favor una advertencia «oficial» contra estas personas, con relación a la ilegalidad de concurrir a una marcha que no está autorizada.
El listado de citados es tal, que el amigo me dice en sorna: «solo les faltó citar a las mascotas de esas personas».
Muy probablemente buscan dilucidar, por ejemplo, quién fue el de la idea de la marcha. Pudiera darse por descontado que contra los citados se hará labor de «conciencia», y es presumible que contra ellos se usarán las viejas tácticas de chantaje, harto conocidas.
Uno de los citados por la «Fiscalía» es el joven cienfueguero David Martínez Espinosa, el mismo que hace apenas unas horas fuese separado como docente de la Universidad de las Ciencias Médicas de Cienfuegos por la Rectora Arelys Falcón, la misma que atesora en su curriculum el triste mérito de haber intentado pasarle en vena a un paciente un caldo de pollo.
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También fue citado el joven médico cubano Manuel Guerra, separado ayer profesionalmente de su desempeño como médico, y a quien seguramente -dice el amigo experto- lo intentarán chantajear con anularle su título de Medicina.
En todo caso habrá que esperar a lo largo del día de hoy el resultado de tales citaciones.
El 15 de noviembre se avecina y es casi seguro que a todas estas personas volverán a citarlas el 14 de noviembre, y muy probablemente serán retenidas de manera «preventiva».
Se llama estar «desesperados» o «dar pataletas de ahorcados». En su momento -el 27 de noviembre del 2020, por ejemplo- tuvieron todas las oportunidades del mundo y el tiempo para el diálogo. Ahora solo les queda un par de estrategias: reprimir y chantajear.
