Nilo Manrique, el escultor cubano que en algún momento fue conocido como el esposo de la popular presentadora española Isabel Gemio y ganador del reality Supervivientes 2007, vive hoy en su natal Cuba con una pensión que no alcanza los 400 euros. Atrás quedaron los días de flashes, programas de televisión y portadas de revista. Ahora, Nilo ha encontrado su refugio en su arte y en las aguas del Caribe, donde pesca cada mañana para complementar sus ingresos.
Nacido en Matanzas, Manrique ganó notoriedad en España al casarse con Isabel Gemio en 1997, una presentadora que en sus tiempos de gloria en la TV, logró tener un programa que fue muy popular en España, donde incluso se podía dar el lujo de sorprender a sus invitados con la presencia de Julio Iglesias en el estudio.
La pareja adoptó a su primer hijo, Gustavo, en Guatemala, y dos años después tuvieron a su hijo biológico, Diego. Aunque el matrimonio prometía ser sólido, terminó en divorcio en 2005, y no precisamente de manera amistosa. Le siguió una guerra mediática que, hasta el día de hoy, parece dejar cicatrices en la relación entre Manrique y sus hijos, quienes permanecen bajo el cuidado de Gemio.
En 2007, Nilo volvió a captar la atención pública al participar en Supervivientes, un reality en el que destacó por sus habilidades como pescador y por su determinación. Su victoria le permitió tener un respiro económico, aunque no por mucho tiempo. Intentó invertir en un bar de copas en Madrid, pero el proyecto terminó en desastre cuando el local se incendió. Luego de múltiples fracasos personales y económicos, decidió regresar a Cuba.
En una entrevista reciente con Pronto, citada por La Razón, Nilo expresó que, a pesar de las dificultades, se considera feliz «a su manera». Vive de la venta de sus esculturas y pinturas, y de su modesta pensión, que en un contexto como el cubano le permite mantener una vida tranquila pero sin grandes lujos. A diario sale a pescar, algo que además de ser una fuente de alimento, se ha convertido en una terapia personal.
“Echo de menos a mis hijos”, confesó, refiriéndose a Gustavo y Diego, quienes permanecen en España. Aunque asegura mantener una buena relación con Gemio, el distanciamiento con sus hijos sigue siendo un tema sensible.
En el año 2019 abría su cuenta de Instagram y prometía «compartir su día a día» en el país. Sin embargo, pocas han sido sus publicaciones.
Mientras que Gemio continúa activa en redes sociales y liderando iniciativas, Nilo se centra en su arte, compartiendo esporádicamente imágenes de sus trabajos en sus redes. Su historia refleja los giros inesperados que puede tomar la vida, desde la cima mediática en España hasta la introspección en una Cuba que, aunque difícil, le ofrece un espacio para reinventarse.
Quizás ya no sea el Nilo de los realities y los programas de televisión, pero sigue siendo un ejemplo de adaptación, incluso en medio de una crisis económica que no perdona a nadie. Tampoco, a quien recibe tan modesta pensión.
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